Los sistemas de construcción de viviendas están al borde de un cambio radical. La tecnología llama a la puerta de este sector, con soluciones que aceleran el ritmo de la edificación, a un coste menor y con una reducción drástica de la mano de obra. Una de estas soluciones es la impresión 3D para, en vez de construir, imprimir edificios. La más grande de Sudamérica está en Colombia y es capaz de imprimir viviendas de 60 metros cuadrados en solo una semana.
Estudiantes, profesores e investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) de áreas como diseño, arquitectura, hábitat y nuevos materiales aportarán sus conocimientos para optimizar esta impresora de casas y favorecer a futuro el acceso a vivienda en el país, con estructuras más económicas y en corto tiempo.
Qué oportunidades se abren con la impresora de casas
“Esta tecnología de punta es una oportunidad para aportar al cierre de brechas en el acceso a vivienda en el país y al fortalecimiento de un desarrollo sostenible, menos contaminante. Nuestras seis Facultades y las de otras sedes están invitadas a usar esta máquina y a desarrollar investigaciones relacionadas con el hábitat, la construcción, las políticas públicas, los nuevos materiales o la arquitectura”, señala el profesor Juan Camilo Restrepo, vicerrector de la UNAL Sede Medellín.
Desde inicios de este año la impresora está instalada en el campus El Río, en un espacio al aire libre pero cubierto (tipo pórtico), y consta de unos rieles elevados que permiten el desplazamiento de una boquilla gigante por la que sale la mezcla con la que se pueden hacer los muros de una casa o cualquier tipo de mobiliario.
Cómo funciona la impresora de casas más grande de Sudamérica
“Mediante un software le damos las indicaciones para que haga el diseño que queremos. Preparamos el polvo y el agua, los depositamos en una tolva (recipiente con forma de cono invertido), donde terminan de integrarse, y desde allí viajan por una manguera de unos 50 m de largo hasta el cabezal de impresión”, explica el ingeniero de la UNAL Héctor Romero, líder de Programas de Investigación y Desarrollo de Cementos Argos.
La máquina llega a formar parte de la red de espacios para diseño, experimentación y prototipado de la UNAL, permitiendo la impresión de todos los muros de una casa de 50 m2 en 32 horas continuas, y una casa completa de 3 pisos en apenas 3 semanas.
“Además, frente a los métodos tradicionales, con ella se pueden reducir hasta en un 20 % los costos de materiales, hasta en un 30 % el tiempo de construcción, y entre un 15 y un 30 % los desperdicios, aportando a que esta industria transite hacia la sostenibilidad”, agrega el ingeniero Romero.
Aporte social y retos para el futuro
Esta tecnología es todavía emergente en el país y el mundo, por eso presenta distintos retos para la academia, estudiantes de pregrado, posgrado, profesores, grupos y semilleros de investigación. “Es un llamado al trabajo colectivo para la construcción de país y el ofrecimiento de soluciones, incluso desde las ciencias humanas, la arquitectura, la economía, propiciando experiencias interdisciplinares, de Makerspace, aulas STEAM y otros modelos pedagógicos innovadores”, continua el vicerrector Restrepo.
Como desafíos puntuales de la impresora está el desarrollo de ensayos y mejoras en la resistencia a la compresión –que ya se ha visto superaría los mínimos requeridos–, estrategias para reforzar las estructuras, diseños para la instalación de cableado eléctrico, tuberías y análisis de otros materiales como el concreto para construir con este método.
“Esperamos transferir pronto de esta tecnología a la sociedad, con el fin de mejorar el bienestar colectivo. El futuro demanda procesos más eficientes y de menos impacto ambiental. Por ahora esperamos tener para el segundo semestre de 2024 una vivienda completa construida en el campus”, finaliza el directivo.