La ONG Women’s Link Worlwide denuncia la violación sistemática de los derechos de mujeres inmigrantes en Almería

Una actuación de la Guardia Civil en contra de la trata de mujeres.

Women’s Link Worlwide no deja nada bien parada a la provincia en su último informe sobre la situación de mujeres inmigrantes en Almería. ‘Los derechos de las mujeres migrantes. Almería: la historia que nadie cuenta’ denuncia una violación sistemática de los derechos de las mujeres, así como un maltrato continuado, violaciones incluidas, por parte de miembros de las fuerzas de seguridad. El investigador almeriense Pablo Pumares critica este informe por extrapolar los datos de un grupo muy concreto al total de las mujeres subsaharianas que viven en Almería.

Se trata del segundo de los informes publicados desde 2006, sobre ‘Los derechos de las mujeres migrantes. Una realidad invisible’. Se trata de una investigación con la que se ha documentado el día a día de 138 mujeres de origen subsahariano, en la que han descubierto todas estas atrocidades.

Este trabajo revela que el 67 por ciento de las mujeres participantes en el estudio han sufrido violencia; un 17, violación; el 35 por ciento, al menos un aborto. Aunque el aspecto más destacado del informe de esta ong es el importante cifra referia a la trata con fines de explotación sexual.

Con este informe, Women’s Link Worlwide ha querido «contar la realidad de las mujeres migrantes que viven en Almería, dando especial atención al problema de la trata y la forma en que les afecta. Son mujeres invisibles para la mayoría de la sociedad”.

Con esta investigación, la ong también quiere llamar la atención y exigir responsabilidades a los autores de estos abusos, al tiempo que dar a conocer esta realidad.

Pablo Pumares afirma que este estudio «se refiere a una realidad de una parte del colectivo y no al conjunto». Del mismo modo, reconoce que «la vulnerabilidad e indefensión de estas mujeres a lo largo de su trayecto las convierte en víctimas de continuos atropellos que difícilmente pueden denunciar, pero que no obstante son en buena medida conocidos y consentidos».

Según Pablo Pumares, «tengo la impresión de que no se elige a mujeres subsaharianas al azar, sino que se van buscando mujeres subsaharianas en una particular situación de indefensión e incluso que expresamente sean víctimas de trata (no hay más que ver el listado de asociaciones que colaboró en España, donde además sólo se entrevistó a 27 mujeres, 18 de ellas nigerianas). Sacar cualquier tipo de porcentaje a partir de aquí es absurdo. Por lo que, hasta donde yo veo, no se pueden extrapolar los resultados al conjunto de mujeres subsaharianas».

Pablo Pumares añade que el estudio se refiere a la realidad de una parte del colectivo y no al conjunto. La información que aporta tiene una gran relevancia por los hechos que denuncia. La vulnerabilidad e indefensión de estas mujeres a lo largo de su trayecto las convierte en víctimas de continuos atropellos que difícilmente pueden denunciar, pero que no obstante son en buena medida conocidos y consentidos.

En este sentido, añade Pumares, en la información del artículo se da entender que todas esas violaciones de derechos se dan en las mujeres en Almería, lo que no es cierto, pues la mayoría y las más graves se dan en África y, desde mi punto de vista contribuye a confundir. Sería mejor haberse centrado en lo que se refiere específicamente a Almería, que es suficientemente grave, si bien no se puede dar a entender que esa es la situación de las mujeres inmigrantes, ni siquiera de las subsaharianas (¿Cuántas se entrevistaron en Almería, 10, 15?).

Con esta puntualización, añade Pumares, «lo que describe el informe es la brutal y cruda realidad de un número indeterminado (pero no desdeñable) de mujeres que ejercen la prostitución en unas condiciones infrahumanas, perdidas entre los invernaderos, lejos de nuestro ojos, pero muy cerca de donde vivimos».

Pablo Pumares añade además que entre las causas generales (que se pueden extender a toda España) destaca el hecho de que la prostitución en nuestro país esté en una especie de limbo legal, que ni la regula, ni la prohíbe, lo que a mi juicio es la peor de las opciones, pues ni les a ellas da derechos y obligaciones, ni facilita la persecución de los tratantes. Algo que deriva de una cierta permisividad social, mezclada con una dosis de hipocresía.

En lo que se refiere al caso concreto de Almería por la existencia de un mercado de muy bajos recursos constituido por otros inmigrantes al que en principio son destinadas las subsaharianas prostituidas, mientras que las de otras procedencias atienden principalmente  a autóctonos, entre los que, por cierto, parece haber un mercado especialmente amplio. Atajar esto es imprescindible, pero ni se observa voluntad política, ni la normativa actual lo facilita.

Descárgate desde aquí el informe de esta ong.

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