Los diversos modelos sobre cambio climático disponibles a día de hoy dibujan un escenario bastante complicado para el Sur de la Península Ibérica, que se encuentra entre las regiones del mundo que se verán más afectadas por el incremento de la temperatura y el descenso del nivel de precipitaciones. Ante este escenario futuro, cómo se comportarán los bosques.
La Universidad de Málaga ha realizado un estudio en el que avanza una previsión de la vulnerabilidad de las doce tipologías de bosque que conforman hábitats de interés comunitario para la Unión Europea, y ha determinado que, en el peor escenario posible, con un incremento de temperatura de hasta 6 grados, más del 70 por ciento de la masa boscosa sufrirá estrés. Y no solo eso. También llama la atención sobre el peligro que correrán los bosques de alta montaña, necesitados de temperaturas más bajas y unos niveles de humedad considerables, al perderse las condiciones ambientales que les permiten vivir.
Qué bosques resistirán mejor los golpes del cambio climático
Los bosques de encinas, alcornoques y pinares mediterráneos serán los que mejor aguanten el avance del cambio climático, al tratarse de unas especies que toleran mucho mejor las altas temperaturas, se conforman con una cantidad menor de agua y han desarrollado los sistemas necesarios para minimizar las pérdidas de humedad.
El estudio sobre la vulnerabilidad de los bosques de la cuenca mediterránea, liderado por los investigadores del Departamento de Botánica y Fisiología Vegetal, Noelia Hidalgo y Andros Solakis, ha sido publicado en la revista internacional Science of the Total Environment. En él se han estudiado los bosques dominados por árboles climatófilos, que son los que se verían afectados por las alteraciones que introducirá el cambio climático, a diferencia, por ejemplo, de los bosques de ribera, que no dependen tan directamente de las condiciones climáticas, sino más bien del curso de agua que les permite vivir.
Con qué método se han estudiado los bosques mediterráneos
Para realizarlo han aplicado un método desarrollado en Estados Unidos y probado en los bosques de California, en el que se ha estudiado el comportamiento de un conjunto de variables vitales de los árboles, ante dos escenarios de cambio climático definidos por el IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático): el RCP4.5, en el que se mantiene un nivel de emisiones similar al actual, de 300-400 partes por millón de CO2, en el que la temperatura media se incrementaría entre 2 y 3 grados, y se produciría una reducción de las precipitaciones; y el RCP8.5, que prevé un incremento de las emisiones contaminantes, que llevaría a que la temperatura media subiera entre 4,5 y 6 grados y se produciría una reducción drástica en el nivel de las precipitaciones.
Además, en estos escenarios se han aplicado dos modelos de cambio climático posibles, ambos con un incremento de temperaturas medias, pero en uno se prevé una bajada de la precipitaciones y en otro, por contra, un incremento ligero de la lluvia.
Qué superficie de bosque se verá afectada por el cambio climático
En cualquiera de los casos posibles, los estudios realizados prevén situaciones de estrés para todos los hábitats de bosque analizados, aunque, claro está, a diferentes niveles. Andros Solakis explica que en mejor de los casos y con las condiciones climáticas más favorables, algo más del 30 por ciento de la superficie de bosque entraría en una situación de estrés, una cifra que subiría hasta el 70, si se presenta el peor de los escenarios descrito por los especialistas en cambio climático.
El hecho de que sufran niveles de estrés no significa que vayan a desaparecer, advierte el investigador de la Universidad de Málaga, sino que tendrán que desarrollar un conjunto de estrategias de adaptación.
Entre esas estrategias para poder aguantar las condiciones climáticas futuras, los bosques del Sur de la Península Ibérica emprenderán una migración que serán tanto latitudinal como altitudinal, es decir, migrarán hacia zonas más al norte y escalarán monte arriba, en busca de temperaturas más frescas.
«Pero tampoco se sabe si podrán realizar esa migración, ya que nosotros nos hemos centrado en el análisis de aspectos relacionados con el cambio climático, pero a todo esto hay que sumarle factores como la fragmentación de hábitas. Entonces hablamos no solo de cambio climático, sino de cambio global y de cómo el ser humano ha reducido el potencial de migración de los bosques», explica Andros Solakis.
Qué especies van a sufrir más con el cambio climático
Desde luego, las especies que dependen del frío tendrán un escenario bastante complicado para sobrevivir, más si no encuentran el método de adaptación para desarrollarse en las condiciones climáticas que se están instalando a pasos agigantados. «En el estudio vemos que las especies más afectadas por el cambio climático van a ser el castaño, el pinsapo, el quejigo andaluz y lusitano, las avellanedas y también los arces y quejigos de alta montaña», añade.
Por contra, en esta investigación de la Universidad de Málaga se estima que las poblaciones de encinas y de alcornoques, así como los algarrobales y los acebuchales serán los que menos sufran los rigores de un clima cada vez más hostil para la vida de especies de fauna y flora.
Un ejemplo de una especie que aguantará bien las nuevas condiciones que están por llegar será el alcornoque, ya que, además de soportar bien las altas temperaturas y los periodos de poca precipitación, cuenta con la protección especial contra los incendios forestales que le ofrece su corteza. Este factor no es baladí, ya que con el incremento de las temperaturas y el descenso de la pluviometría, los incendios forestales serán cada vez más frecuentes y virulentos, tal y como se está viendo en estos años, y estar protegido frente a ellos es un punto a favor en la carrera por la adaptación.
Esta investigación de la Universidad de Málaga ha puesto sobre la mesa la problemática a la que se enfrentarán los bosques del Sur de la Península Ibérica, pero, sobre todo, hace ver las consecuencias de continuar con el mismo nivel de emisiones contaminantes.