¿Qué te llevó a pedir la beca de la Fundación Eduarda Justo?
Fueron tres motivos los que me llevaron a pedir esta beca: Almería, Cosentino y la propia Fundación. Almería por ser el punto en el que mis intereses y los objetivos de la Fundación convergen. Cosentino, empresa promotora de la Fundación, por ser una organización cuyos valores admiro. Finalmente, la Fundación Eduarda Justo por ser la fuente de inspiración que me ha animado a convertir en realidad mis sueños.
¿Qué te aportará tu estancia en el MIT durante los dos próximos años?
Desde la calidad del claustro a sus valores (basados en el trabajo en equipo y el equilibrio entre idealismo y pragmatismo), pasando por ser una de las mejores escuelas de negocios en tecnologías de la información, innovación, operaciones y finanzas. Un selectivo proceso de admisión permite al MIT configurar una clase con perfiles y experiencias muy diferentes, pero de una enorme categoría profesional, intelectual y ética.
¿Y por qué has elegido al MIT?
Muchos compañeros, sobre todo de fuera de España, me preguntan por qué he decidido hacerlo allí. Es razonable, teniendo en cuenta que en nuestro país contamos con tres de los mejores programas a nivel internacional. Sin embargo, Estados Unidos me permitirá vivir una serie de experiencias únicas. Estaré en un entorno totalmente nuevo para mí, sometido a una gran exigencia y obligado a entenderme con compañeros y profesores de diversas culturas.
Tras tu experiencia como estudiante en Bélgica y como profesional de Oracle en Dublín, ¿qué recetas te traerías para que Almería avance?
Cada modelo debe adaptarse al contexto en el que se desarrolla la empresa. No existen fórmulas mágicas, aunque si buenas prácticas. En este caso, apostaría por una mayor profesionalización del management y las ventas.
Como experto en innovación, ¿qué necesitamos para llegar al tan ansiado cambio de modelo económico?
Mi experiencia internacional señala que corremos el riesgo de perder el tren de la globalización. Debemos determinar cuanto antes nuestro papel en esa gran cadena de suministros en la que se ha convertido el mundo. Hemos de identificar las áreas en las que tenemos potencial para ser competitivos a escala mundial y apostar por aquellas para las que se prevea una demanda significativa. También tenemos el reto de aumentar nuestro control sobre los canales de distribución, pero ese es otro asunto.
¿Cuál es la receta para llegar tan alto?
Bueno, aún estamos empezando un largo camino. Hace poco contesté a una cuestión similar para otro medio. En aquel caso, señalé confiabilidad, iniciativa y capacidad para construir redes profesionales como algunas de las habilidades esenciales para encauzar una carrera. Ahora, aprovechando que no nos ceñimos únicamente a habilidades, mencionaría encontrar a un buen mentor y confeccionar un plan que nos lleve a alcanzar nuestras metas. Un buen mentor es aquella persona capaz de enseñarnos en diez minutos lo que tardaríamos diez años en descubrir por nosotros mismos. Es alguien que nos orienta no sólo en las decisiones del día a día, sino también acerca de nuestra carrera. Por otro lado, un plan permite tomar decisiones, así como darle sentido a nuestros esfuerzos.