Pasarse un semáforo en rojo o no respetar las leyes de tránsito, colarse en la fila de un banco, no usar el tapabocas cuando es exigido, o evadir el pago en la locomoción pública, son ejemplos comunes de la anomia, un concepto que se refiere a la falta de normas o cómo las leyes pierden su carácter regulatorio por el constante desacato de las mismas.
Este fenómeno ha ganado progresivamente más terreno en países como Chile, lo que ha generado una sensación de impotencia, desamparo, miedo y desesperanza en las personas, así lo señaló el académico de la Facultad de Psicología de la Universidad de Talca, Emilio Moyano Díaz, en el marco de la charla “Bienestar y malestar en Chile hoy”, organizada por el Doctorado de Psicología de la casa de estudios.
El profesor destacó que los factores antes mencionados “son un reflejo del estado anómico de la población, el cual afecta directamente su bienestar”.
“Me he dedicado a medir y evaluar sobre estos temas y he verificado que en Chile hay un alto nivel de anomia, que se puede observar en el no acatamiento de las normas, como por ejemplo que, de cada 10 usuarios del Transantiago, 4 o 5 no pagan”, destacó el experto en psicología social.
“Normalmente tenemos estadísticas que muestran que los niveles de felicidad o de satisfacción de los chilenos son buenos y que, a nivel personal, están bastante satisfechos. Sin embargo, cuando se les pregunta por el resto de los ciudadanos o por la situación del país, ahí cae bastante su satisfacción”, detalló.
Ese nivel de insatisfacción social podría explicar -en parte- por la mezcla de irritación y miedo que muchas personas experimentan y que tienen directa relación, a juicio del académico, con que “el tejido social se ha roto. Hay un nivel de delincuencia alto y la gente inhibe ciertos comportamientos como salir de noche o que los negocios ahora cierren más temprano como una forma de protección”.
Consultado por la forma de mejorar esos grados de insatisfacción social, que presentan los chilenos, el experto detalló que, la solución es “que se hagan efectivas las normas y que se apliquen las sanciones. Eso es lo único que puede restituir una situación de equilibrio y armonía societal”.