Cuando se piensa en un jardín automáticamente se vienen a la cabeza colores como el verde de las hojas, el rojo de las rosas, o el blanco del azahar. Sin embargo, rara vez se ocurre pensar en un jardín negro y sombrío, como son los que trae hasta Almería el artista Eduardo Martín del Pozo, que hoy inaugura una nueva muestra en el centro MECA titualada ‘Wintergarten’.
El jardín, entendido como matáfora o escenografía del paraíso, es el tema que centra la exposición de este artista, que vacía sus obras de color y apuesta por unos trazos duros, con los que expresa la espontaneidad del blanco y el negro.
Dibujos realizados de una forma, casi automática y de forma muy rápida, sin correcciones, tratando de convertir el azar, lo subjetivo y lo incontrolable en herramientas determinantes.
El hecho de repetir y repetir, de forma obsesiva, la imagen de la planta o flor, casi siempre de forma parecida, en un mismo formato y con unas estructuras compositivas similares se debe al propósito de ahondamiento en conceptos como los de repetición, variación, transformación o desarrollo, en general haciendo referencia a las posibilidades de relación entre lo visual y lo musical, algo en lo que el autor investiga de manera habitual.
Encontramos aquí una manera de trabajar cada vez más fresca, más suelta, más espontánea, más física, quizá, y destinada siempre a provocar, ante todo, algo emocional en el espectador. Su objetivo nunca ha sido crear obras interesantes sino emocionantes, y para ello el autor trata de poner en marcha los mecanismos del “deseo”; deseo de dibujar, de marcar, de salpicar y manchar, deseo de mover la pintura y forzar el papel, y deseo de poseer visualmente la imagen cuando aparece delante de los ojos, como consecuencia de una mirada que se ha vuelto codiciosa. Imágenes que son, de algún modo, actos, incorporando así -de nuevo como en el ámbito de lo musical- el elemento temporal en la construcción de estas piezas.