Entre el alumnado del máster en Ingeniería de Minas de la UPCT brillan dos ingenieros procedentes del extranjero que han trabajado en importantes explotaciones auríferas. “La minería de oro parece muy lejana, pero es una muestra de que la nuestra es una profesión global y de que nuestros egresados pueden trabajar en todo el mundo”, resalta el profesor Emilio Trigueros, investigador principal del grupo Geotécnica y Métodos de Explotación.
La dominicana Dairys Vásquez Guerrero ha venido a la Politécnica de Cartagena tras trabajar como ingeniera de planificación para la multinacional canadiense Barrick Gold en la mina de Pueblo Viejo, la cuarta con mayor producción de oro en el mundo. Cuenta con beca del Gobierno de su país para formarse en una especialidad que no ofertan las universidades dominicanas.
“Elegí la UPCT, entre otras opciones en España, México y Argentina, porque el programa académico me pareció el más completo y más idóneo dados mis estudios previos en Ingeniería Civil”, explica la alumna, que se está teniendo que esforzar más que sus compañeros graduados en Recursos Minerales pero agradece que “los profesores están siendo muy receptivos y no les importa detenerse a explicar lo que ya saben los demás”.
Su compañero Gökhan Uludâg, graduado en Minas por la universidad turca de Eskişehir Osmangazi, viene de ser supervisor de planta de procesamiento en una explotación de oro del cantón Camilo Ponce Enríquez, en Ecuador. “Quería aumentar mi capacitación y vi que los profesores de la UPCT tienen mucha experiencia técnica”, explica el ingeniero turco.
La experiencia de ambos en trabajos de explotación y procesado del precioso metal resulta de mucho interés para sus compañeros y profesores, a quienes cuentan cómo decidían a diario dónde realizar voladuras y muestran imágenes de las fases de lavado y fundición del oro.
Pese a proceder de diferentes continentes, a ambos Cartagena les recuerda a sus lugares de origen. “Estoy cerca de la playa, el clima es muy bueno y la gente es muy solidaria”, destaca Dairys. “Es una ciudad con mucha historia, lo que me recuerda a Turquía y me hace sentir en casa, pues miramos al mismo mar”, afirma Gökhan, oriundo de la milenaria ciudad de Adana, donde le pilló el reciente y dramático terremoto. “Mis familiares acaban de poder regresar a sus casas, pero siguen con miedo por las contínuas réplicas”, cuenta.