El curso de verano, dirigido por el profesor Francisco Gómez Mercado, aborda la posibilidad de utilizar la biodiversidad y, en general, los recursos naturales, como una oferta turística capaz de dinamizar el desarrollo rural. Molina, que en su intervención se ha referido a la riqueza cultural, natural e histórica de la comarca, a la que ha definido como una de las zonas “más bellas” de la toda la provincia –“es muy sorprendente, sobre todo para los foráneos, encontrar una zona como esta, a medio camino entre las Alpujarras y el mar, con tanta riqueza, ha dicho-, ha destacado también que cuidar de los espacios protegidos que existen en la provincia “ya no es suficiente” y que hay cambiar la percepción social de que solo deben conservarse los espacios y especies singulares. “Debemos darnos cuenta de los estrechos vínculos que existen entre la conservación de la naturaleza en su conjunto y nuestro propio bienestar como seres humanos. Tenemos que cambiar nuestra forma de vida hasta alcanzar un desarrollo respetuoso con el medio natural”.
Echando mano de sus conocimientos como antropólogo, el rector de la UAL ha explicado a los participantes en este curso de verano que el patronímico de los habitantes de Canjáyar, ‘canjilones’, es el nombre que recibían antaño las vasijas de boca ancha con las que se sacaba el agua de las norias. El propio nombre del pueblo tiene también varias acepciones, según decía después el alcalde: “Puerta del Infierno” para unos, “Escuela de Sabios” para otros, ya que en la época musulmana existió en Canjáyar una universidad de cierto prestigio en Al Andalus.
Los participantes en este seminario, que por la mañana han escuchado las ponencias del profesor Gabriel Blanca sobre la flora bética, han realizado esta tarde una visita guiada por el Parque Natural de Sierra Nevada partiendo desde el puerto de la Ragua.