Juan Morante juega con el espacio, lo adapta a su obra y construye su propio refugio a través de unos cilindros multicolor, que invitan a perderse entre ellos.
“De sus eternos gestos lineales surgen de manera espontánea y reiterada estos troncos concéntricos inundados y como si de una tendencia se tratase de múltiples ventanas coloristas que nos dan a entender su deseo reiterado de encontrar y hacer partícipe al público de los múltiples lenguajes que cada uno de ellos esconde, a veces incluso nos lo desvela. La importancia está tanto en la forma como en el fondo. BOSQUE es a su vez refugio y huida hacia un territorio artístico puramente conceptual”, explica Fernando Barrionuevo, comisario de la muestra y director de MECA.
Morante es un enamorado de la luz, un jugador que apuesta fuerte por manipularla a través de las formas creadas, en las que también, en un proceso de dentro hacia afuerta, espera integrar al espectador.
“Para Juan Morante esta muestra en continua evolución establece el escenario ideal de su tan ansiada libertad creativa, son su fuente de color, de las que extrae sus máximas percepciones y a las que él contribuye aportándoles el equilibrio y la belleza tan manifestados en sus obras”, añade Fernando Barrionuevo.
La armonía entre el color y el ritmo es la nota primordial de esta exposición-instalación, que se puede visitar hasta el 30 de junio en MECA, en la calle Gran Capitán 105.