El Museo Catedralicio abre la puerta a la espiritualidad a través del arte

Obispo y alcalde contemplan varias ánforas.

Obra plástica, orfebrería, escultura y elementos litúrgicos se integran en el nuevo espacio expositivo de la Catedral de Almería, donde se puede conocer parte del patrimonio de la iglesia almeriense, protagonizado por piezas que van desde los siglos XVII hasta el XIX. El Museo Catedralicio fue inaugurado ayer tarde ante la satisfacción del obispo de Almería, Adolfo González, que lo definió como un espacio “modesto” en el que se hace un recorrido por los misterios del catolicismo.

El museo es heredero de la muestra Luminaria, celebrada en 2007, y que puso las mimbres para que el Obispado se tomara en serio la idea de exponer su patrimonio. Esa exposición registró más de 60.000 visitas, lo que puso de manifiesto el interés de la ciudadanía por conocer el patrimonio artístico asociado a los misterios religiosos.

El Museo Catedralicio es una realidad, en parte, gracias al trabajo de restauración y conservación que han llevado a cabo los especialistas del templo, que se han encargado de cuidar con mimo cada una de las piezas que integran este relato, estructurado en cuatro capítulos.

Cuatro salas “dos a poniente y dos a levante” acogen las muchas y valiosas piezas artísticas de la Catedral de Almería, entre las que destacan una Inmaculada atribuida a Murillo o la enorme y suntuosa Custodia Procesional, elementos que sirven, según explicó el deán catedralicio, Juan Torrecillas, para “dar a conocer el misterio de Dios que se hace hombre”.

La primera de las estancias del nuevo museo está dedicada a la figura de Jesús, y en ella se pueden contemplar una serie de pinturas de gran valor artístico, entre las que destaca un Ecce Homo del siglo XVI, una pintura serena y profunda, que cumple los cánones estéticos de la época renacentista en la que fue realizada.

Tras este recorrido por la Pasión de Cristo, los visitantes se adentran en el misterio de María. Esta estancia permite disfrutar con la iconografía dedicada a la Virgen, con piezas como un Inmaculada atribuida a Murillo, aunque otros expertos aseguran que se trata de una obra de José Risueño, una entrañable representación de La Virgen de la Leche, así como un conjunto de piezas dedicadas a santos y mártires de la iglesia, entre las que se pueden descubrir un serenísio San Sebastián, una escultura del siglo XVIII, y el cuadro Los Santos Juanes, firmado por Miguel de Toledo en el siglo XVII.

Al otro extremo del Claustro se encuentran las otras dos salas que componen el museo y que se dedican a elementos suntuarios de la iglesia, como cálices, jarras y otras piezas de platería, que quedan solapadas por la impresionante Custodia Procesional de estilo neobarroco, realizada por José Puigdoler en 1959. La segunda sala de esta parte del museo está dedicada a ‘La vuelta de Dios’, y en ella se puede disfrutar con la grandeza de un libro colar del siglo XVIII y una biblia con ilustraciones de Gustavo Doré. Del mismo modo, en esta estancia se exponen varios lienzos de José Risueño del siglo XVII, como la ‘Adoración de los magos’ o la ‘Adoración de los pastores’.

Así se pone punto y final al recorrido por este nuevo museo de Almería, que se enmarca en un marco tan espectacular como el claustro neoclásico de la Catedral de Almería, un lugar que emana paz y donde el visitante puede trasladarse a otra época, sólo con un poco de imaginación.

Las visitas al Museo Catedralicio serán reducidas, debido a los problemas de espacio, y se integrarán en las visitas habituales de la Catedral de Almería.

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