Por DAVID CUEVAS GÓNGORA. Profesor de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Málaga.
Filipinas es un país conformado por más de siete mil islas, ubicado en el sureste asiático y con una situación geográfica clave por sus cercanías a China y Japón. Sin embargo, llama poderosamente la atención, que siendo un país asiático, su nombre no tenga un origen nativo autóctono como ocurre con el resto de países. Entonces de dónde proviene esa denominación. La respuesta la encontraremos en el proceso de expansión llevado a cabo por la corona española durante el siglo XVI hacia los confines del mundo.
El descubridor del actual archipiélago filipino fue el navegante portugués Fernando de Magallanes en su viaje con destino al archipiélago de las Molucas, quien lo avistó el 16 de marzo de 1521, día de San Lázaro, bautizando a las islas con este nombre. En una de ellas, la de Máctan y cercana a la de Cebú, el luso halló la muerte en una batalla con el jefe nativo Lapu Lapu.
Tiempo después, las islas recibieron, en concreto la gran isla de Mindanao, las visitas de los barcos de la armada de Loaysa (1527) y el navío la Florida de Álvaro de Saavedra (1528) en su camino por alcanzar las islas Molucas o de las Especias.
No obstante, el apelativo de San Lázaro, pese a incluirse en los primeros mapas de aquellas latitudes oceánicas, no prosperó. Pues en la capitulación de 1538 concedida al gobernador de Guatemala y antiguo conquistador don Pedro de Alvarado para iniciar la colonización de aquellos territorios, éstos pasaron a denominarse Islas de Poniente.
Alvarado acabaría entrevistándose con el virrey de Nueva España (México) don Antonio de Mendoza en 1540. Llegando a un acuerdo por el que se repartirían los frutos de la empresa de Poniente. El elegido para liderar la armada hacia aquellos lugares fue el malagueño Ruy López de Villalobos en base a sus destacados conocimientos en materia cosmográfica y de navegación, así como mantener cierto parentesco con el virrey Mendoza. Sin embargo, una rebelión indígena desatada en Nueva España en ese periodo retrasó la salida de la expedición hasta 1542.
Villalobos había nacido a principios del siglo XVI en unas casas ubicadas en la ciudad de Málaga entre las actuales calles Compañía y Santos. Era hijo de Juan de Villalobos y de su segunda esposa, la madrileña Juana de Vargas. El padre de Ruy López ocupó diversos cargos como alcaide de la fortaleza de Trevejo (Extremadura), mayordomo y regidor de Málaga y alcaide de la fortaleza norteafricana del Peñón de Vélez de la Gomera.
A finales de octubre de 1542 Villalobos se hacía a la mar desde el puerto mexicano de Navidad con los objetivos de establecer los primeros asentamientos españoles en las Islas de Poniente y desvelar la ruta del tornaviaje entre Asia y América.
Tras cruzar la amplitud del océano Pacífico, descubriendo varias islas del grupo de las Revillagigedo, Marshall y Carolinas, a principios de febrero de 1543 Villalobos alcanzó Mindanao, a la que llamó en honor del emperador Carlos V, Cesarea Caroli.
En una bahía de esa isla a la que denominó de Málaga, en recuerdo de su tierra natal, Villalobos estableció el primer núcleo español. Sin embargo, éste no perduró a causa de las escasas condiciones de habitabilidad y recursos para sostener una población; optándose por su abandono.
El objetivo de Villalobos era alcanzar las islas de Mazagua (actual Limasawa) y Cebú, visitadas por Magallanes y donde los españoles fueron amistosamente acogidos, pero diversas vicisitudes tanto climatológicas como náuticas impidieron al malagueño alcanzarlas.
Por otro lado, los casos de extrema hambruna le llevaron a buscar remedio para los famélicos españoles. Para ello envió varias expediciones con el fin de procurarse alimentos. Los encontraron en unas islas al norte de Mindanao, las actuales Leyte y Samar, a las que llamaron islas Phelipinas o Philipinas, en honor del príncipe Felipe, hijo de Carlos V, y futuro rey de España como Felipe II. Por tanto, fue en esta expedición dirigida por Ruy López de Villalobos y en fecha tan temprana como 1543, cuando surgió el nombre de Filipinas.
Aunque Villalobos no consiguió alcanzar los objetivos propuestos y murió en la isla indonesia de Ambón en 1546 durante el viaje de regreso por la ruta portuguesa de la India tras pactar su repatriación con las autoridades lusas.
Su legado en materia de conocimientos geográficos, culturales y de las poblaciones nativas sirvió para que la corona española mostrase su interés por establecerse en las islas Filipinas. De esta manera, en 1564 se envió a Miguel López de Legazpi y al fraile agustino Andrés de Urdaneta para iniciar el proceso de asentamiento español en el archipiélago; fundando las primeras ciudades e iniciándose un vínculo entre España y Filipinas, que duraría más de 300 años.
El redescubrimiento actual de la figura del malagueño Ruy López de Villalobos y su legado histórico-cultural ha conseguido abrir una vía para recuperar los vínculos con la comunidad filipina. Prueba de ello son: la reciente creación el 23 de febrero de 2022 de la Asociación Cultural Hispano-Filipina de Málaga y apoyada por la Casa de América con sede en el edificio de la Sociedad Económica de Amigos del País de la capital malacitana.
La propuesta del área de Cultura del ayuntamiento de Málaga de colocar una placa en el lugar donde nació Ruy López de Villalobos, acto que tendrá lugar el 16 de abril y contará con la presencia de las autoridades municipales y representantes de las dos más importantes universidades de Filipinas.
Y por último, se está finalizando un libro sobre la figura de Villalobos, su gesta transpacífica y su legado con novedosas aportaciones. Obra del profesor del departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Málaga y miembro de la recién constituida Asociación Cultural, David Cuevas Góngora, junto a los autores Juan José García García y Jesús Moreno Gómez.
Enviado por José Antonio Sierra.