El Najar hizo de presentador, y la verdad es que le salió muy bien. Cada vez que presentaba a un cómico contaba algunos chistes de los suyos; “¿Para qué va la gallina al psicólogo? Para encontrar a Pollo”. Marco por fin debutó en el teatro de su pueblo. Muy bien, con mucho ritmo. Un muchacho que llegará lejos, sin duda alguna. Alvarito demostró dominar las tablas. ¿Quién iba a pensar que el niño del Quemadero acabaría siendo un gran cómico?
También actuó Kaco, el único de fuera, de Madrid, aunque como dijo el Najar en su presentación “ya es como si fuera de aquí, porque se ha comprado una casa en Aguadulce y baja mucho”. Kikín se salió, como siempre. Y es que entre que está en los huesos y que es muy nervioso, o te ríes o te ríes. Paco Calavera volvió a hacer de las suyas, y aunque estaba ronco, allí estuvo, actuando para todos los que pagaron su entrada. Qué risa cuando hizo como si estuviera en el water hablando por teléfono.
Pepe, el enano danzarín, es un ser entrañable. Se ha ganado un hueco en los corazones de todos los almerienses. Allá por donde va habla de cómo somos los almerienses y de nuestras costumbres. Al final salieron todos disfrazados de duendes cachondos al escenario para felicitar el año a los asistentes. Una gala llena de ritmo en la que nadie se aburrió.