Indignados, venid a Almería en San Juan, porque las personas que fueron a “celebrar” la noche más corta del año en las playas del parque natural de Cabo de Gata no son políticos pero también merecen nuestra indignación. Tanto personal junto, bebiendo o sin beber, a veces se convierte en fauna.
Qué pena ver a gente tan joven, tan poco civilizada, tan guarra, tan a su bola, cómo lo dejaron todo de botellas, gritos, plásticos, latas, meadas y mesas rotas. Estoy desolada, creía más extendida la conciencia de que el planeta es nuestra casa y de que es frágil. Por eso clamaba al cielo la falta de vigilantes y personal de los organismos competentes velando por la seguridad y protección de una zona tan bella y valiosa, patrimonio de todo el planeta, por cierto. Qué vergüenza ver como no se destinó ni un minuto por parte de las autoridades a organizar una noche tal en lugares como la playa del Arco en Los Escullos, en el corazón del parque. Tirón de orejas a la manada que confundió la maravillosa playa con el vertedero de Sao Paulo y pitada a las autoridades por no prever la gestión de tal concentración humana: ningún cartel indicador de zonas, nadie vigilando los desmanes de las llamas de algunas hogueras que atizadas por el furioso viento huían hacia la vegetación. A punto del desastre en cada momento, constaté la poca sensibilidad hacia nuestros tesoros naturales por parte de los que votamos y pagamos para “estar al frente”. No saben que toda esa basura que arrojaron en la playa –y que NADIE fue a limpiar al día siguiente- aparecerá algún día en las casas y en los despachos de los que se lavan las manos. Me indigné por no ver en las descontroladas hogueras arder la ignorancia humana. Y aunque no pisé “las plazas” hoy pongo voz al lamento de mi playa.
E.Caballero