La fuerza africana de Dobet Gnahoré despidió el festival Alamar

Muchas de las personas que se dieron cita el sábado en la Plaza de la Catedral acudieron por curiosidad a escuchar y ver bailar a Dobet Gnahoré, una joven de Costa de Marfil, que lleva años viviendo en Europa. Realmente, el concierto de esta artista fue espectacular desde el principio al fin. Si posee una voz potente y sugerente para la música africana, Gnahoré se mueve en el escenario de una manera que impacta.

Hacía tiempo que no se disfrutaba en Alamar de un espectáculo tan emocionante, que sin querer provoco al público que se tuviera que levantar de sus asientos. Gnahoré se entrega en el escenario como pocos, sus bailes, sus saltos, las coreografías son autenticas. Es una mujer con una gran energía y a eso hay que añadir el plantel de músicos que la acompañan que la convierten en una diosa cuando se sube al escenario.

Aunque su música es difícil de entender, puesto que la mayoría de sus canciones las hace en Zulu o en Swahili, pero el carácter universal de la música, si hizo que las emociones llegaran al publico que disfrutó durante hora y media de un concierto magistral.

Este viaje musical de Dobet Gnahoré tan amplio en cuanto a repertorio es multicultural, aunque en su música siempre rinde un gran homenaje a sus raíces africanas. De las melodías mandingas a la rumba congolesa, del ziglibití marfilense al bikutsí camerunés, del high-life de Ghana a los coros zulúes, sus composiciones son variadas y coloridas y denotan una fuente influencia jazzística.

Los instrumentos tradicionales africanos se unen al sonido de la guitarra eléctrica y a la voz cálida y encantadora de Dobet. Teatro y danza son una misma cosa. Merecería la pena incluso pensar en volver a traerla pasado un tiempo porque es todo un espectáculo subida en un escenario.

El Festival Alamar que acababa el sábado ha tenido en esta edición una aceptación muy alta, ya que todas las actuaciones han tenido mucha asistencia de público. La primera actuación de Anxo Lorenzo en la Plaza de la Catedral ya presagiaba que los almerienses tenían ganas de escuchar otras músicas y sobre todo disfrutar de grandes espectáculos, que generalmente no suelen estar en los circuitos de grupos que hacen gira. Lorenzo, acompañado de su grupo ofreció un amplio recorrido por la música celta, acompañado de su gaita.

Miguel Campello, el que fuera líder de ElBicho presentó en Alamar su nuevo disco Chatarrero, además de ofrecer un concierto que encantó a sus seguidores. Se bebió en directo una botella de vino tinto e hizo un concierto variado. En una primera parte, hizo temas nuevos, luego también recordó algunos éxitos de ElBicho y al final, se sintió tan bien que no quería marcharse.

Otra artista que cautivó al público fue María Berasarte que tuvo el honor de reabrir la Plaza Vieja a la música tras años de estar cerrada por las obras de remodelación del Ayuntamiento. Berasarte causó sensación por su cercanía al público y demostró que es una de las artistas españolas que mejor canta el fado. Hizo un extenso repaso por la música portuguesa y su simpatía pudo con todo.

El artista hebreo Liron Man presentó en Almería el instrumento musical hang en un concierto en la Plaza Vieja. El artista acompañado de un extenso grupo también dejó constancia de saber tocar este instrumento de percusión, que si bien es poco conocido en España, causó sensación entre el público que acudió.

Y también en una noche muy especial, hay que destacar en este Alamar otro concierto histórico, el ofrecido por Samira Kadiri y Rocío Márquez. Esa mezcla de música árabe con el flamenco fue del agrado del público que aplaudió mucho y al final quedaron maravillados de la compenetración de las dos artistas. Hicieron un rico repertorio de cancionero morisco-sefardí y canto arábigo andalusí.

 

 

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