El agua de lluvia y el polvo atmosférico contienen hongos patógenos desconocidos hasta ahora

Un equipo de investigadores del Grupo de Sistemas de Producción y Protección Vegetal Sostenible de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola de la Universidad Politécnica de Madrid, en colaboración con el departamento de Producción Vegetal en Sistemas de Cultivos Mediterráneos de la Universidad de Almería recogió y analizó durante el año 2009 muestras de agua de lluvia y polvo atmosférico. Los resultados obtenidos indican la presencia de al menos doce géneros fúngicos, diferentes del agua de lluvia y del polvo atmosférico, y demuestran su patogenicidad sobre diferentes especies cultivadas.

 

La investigación realizada es continuación de otra presentada por los mismos autores en 2008 en la revista ‘Plant Disease’, donde demostraban la patogenicidad de especies de Fusarium aisladas de los fondos marinos del litoral de Almería y Granada y del cauce del río Andarax. En aquel momento, los investigadores plantearon la hipótesis de que las especies halladas en los fondos marinos pudieran haber sido arrastradas por los torrentes de las costas almerienses y granadinas, pero dejaron abierta otra posibilidad sobre el hecho de que las masas de polvo y la lluvia pudieran haber depositado las especies de Fusarium en las aguas del mar Mediterráneo. El trabajo actual confirma dicha sospecha, puesto que tanto el polvo atmosférico como el agua de lluvia arrastraban ahora las mismas especies de Fusarium que fueron encontradas entonces en el fondo del mar.

Mediante el método de dilución en placa a partir de las muestras de agua de lluvia y polvo atmosférico recogidos durante el año 2009 se identificaron doce géneros fúngicos. Algunos de los hongos aislados son considerados patógenos de plantas, como por ejemplo Acremonium, B. cinerea o varias especies de Fusarium. Otros géneros han sido citados como causantes de pérdidas en postcosecha (Aspergillus, Alternaria, Cladosporium, Fusarium, Penicillium o Rhizopus), e incluso algunos de los hongos aislados han sido utilizados como agentes de biocontrol de plagas en invernadero (Beauveria bassiana).

Patógenos mortales en su mayoría

El estudio se completó con la evaluación de la patogenicidad de 22 de los aislados de Fusarium obtenidos de los análisis microbiológicos. Las inoculaciones se realizaron sobre tomate, melón, pepino y guisante y los resultados obtenidos demuestran como la mayoría de los aislados provocaban la muerte de plántulas en semillero. En el caso de las inoculaciones sobre melón, la mayoría de los aislados de F. oxysporum (6 de 7) provocaban la muerte en preemergencia de plántulas, mientras que F. proliferatum y F. equiseti no mostraron patogenicidad alguna antes de la emergencia de plántulas de pepino y melón. Sin embargo, ambas especies de Fusarium produjeron podredumbres raiculares tras la emergencia de las plántulas. Por otro lado, las plántulas de guisante se vieron afectadas por F.equiseti, F. oxysporum y F. proliferatum tanto antes como una vez emergidas las plántulas.

Desde un punto de vista práctico, los resultados significan que la fuente de inóculo primaria en un cultivo podría ser los propágulos arrastrados por el viento o la lluvia desde otras zonas con presencia de enfermedad. Esto hace necesaria una revisión de las estrategias de manejo de los cultivos contra algunas enfermedades para evitar la ineficacia de los fungicidas aplicados. Si pensamos por ejemplo en el caso de Botrytis cinerea, podría darse el caso, llevando la especulación al extremo, de que esporas B. cinerea resistentes a ciertos fungicidas fueran vehiculadas por la lluvia e introducidas en cultivos donde el manejo y la alternancia de materias activas hubiera sido la correcta, haciendo que los fungicidas que hasta entonces habían sido efectivos no lo fueran más.

Este trabajo ha permitido conocer algunos aspectos epidemiológicos de hongos patógenos de plantas en ambientes naturales que hasta ahora eran desconocidos. La presencia de especies patógenas de diferentes géneros en el agua de lluvia podría indicar un modo de dispersión a larga distancia de los patógenos en ambientes naturales.

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