Expertos detectan la presencia de diez nuevas especies en los arrecifes artificiales instalados en Cabo de Gata. Desde 2005, fecha en la que se realizó el último censo de los peces presentes en el arrecife artificial instalado entre 1993 y 1994, diez especies más se han sumado a la rica lista de peces que pueblan las aguas de Cabo de Gata que ascendía a un total de 66. Este censo ha sido elaborado por la Consejería de Medio Ambiente.
El arrecife artificial cuenta con elementos antiarrastre y 4 núcleos de concentración, for-mando un conjunto que proporciona, por una parte, una vigilancia pasiva de la zona protegida, evitando la pesca ilegal en esos fondos, y por otra, una protección adicional a numerosas especies marinas que encuentran cobijo en estas estructuras, que constituyen un roquedo naturalizado sobre un fondo blando original.
Durante 2010 se han llevado a cabo dos campañas para el censo, una en primavera-verano y otra en otoño-invierno. Se ha observado que los bloques que conforman los 4 núcleos de concentración del arrecife se mantienen en el mismo lugar que en 2005, no apreciándose desplazamiento de los mismos por artes de pesca, como sí se detectó en el censo anterior. Tampoco se han enterrado en el fondo sedimentario de la zona, lo que indica que siguen actuando a pleno rendimiento.
La ictiofauna encuentra en estos núcleos del arrecife un punto de sustrato rocoso para asentarse, alimentarse o buscar refugio. Desde el inicio del seguimiento en 1994, se ha detectado una sustitución progresiva de especies propias de fondos blandos como el pez araña por otras típicas de sustratos duros como la doncella. Los núcleos además sirven de elemento de referen-cia en los fondos blandos de la zona para distintas especies formadoras de cardúmenes, como la boga y la salpa.
Las diez especies observadas por primera vez en el censo de 2010 son: el burro listado, el espetón, la babosa, la sama de pluma, la urta, el águila marina, la corvina, el pez de tres colas, el pez obispo y el listado.
Respecto a los grandes bancos de peces que se sitúan sobre los núcleos, señalar que han sido objeto de un significativo cambio. En 1994-1995 la especie dominante, con bancos de miles de individuos era el besugo, pero en 2005 su presencia fue testimonial y no se ha observado en 2010. Por el contrario, la mojarra ha estado presente en todos los censos realizados, aumentando su presencia progresivamente hasta un máximo en 2010. Otra especie habitual en el arrecife, en este caso presente en todos los censos, es el serrano.
La explicación de muchos de estos cambios se encuentra en el asentamiento en la zona de grandes depredadores más o menos sedentarios, en concreto el falso abadejo y el mero, cuyo número ha ido incrementando en los últimos años. Estas especies no entraron al arrecife en 1994-1995, o se detectaron sólo individuos aislados y pequeños, pero a partir de 2005 se han instalado de forma continua y estable en los núcleos de concentración y actualmente alcanzan un gran tamaño. En este sentido, el arrecife, como ya se ha observado en otras zonas del Medite-rráneo y del mundo, no genera una gran producción, pero sí facilita el reclutamiento y ofrece un nuevo espacio disponible para especies de fondos rocosos tan emblemáticas como los grandes meros y otros serránidos.