Describen la estructura de una enzima que puede usarse para producir leche sin lactosa de forma natural

El avance puede facilitar la producción de leche sin lactosa de forma natural. FOTO: JOAN COSTA/CSIC

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han dilucidado mediante criomicroscopía electrónica la estructura molecular de una enzima capaz de hidrolizar o descomponer la lactosa. Los resultados del trabajo, que aparecen publicados en la revista ACS Chemical Biology, suponen un avance en la búsqueda de nuevas formas de obtener leche y derivados lácteos sin lactosa.

“La intolerancia a la lactosa es un trastorno digestivo común que afecta a una gran proporción de la población humana adulta. La gravedad de los síntomas varía de persona a persona, y depende de la susceptibilidad al azúcar y la cantidad ingerida. Por esa razón, en el campo de la biotecnología ha adquirido gran importancia el estudio de enzimas que se pueden usar para la producción de leche y derivados lácteos sin lactosa, como es la β-galactosidasa de la bacteria Thermotoga maritima o TmLac”, explica Julio Polaina, investigador del CSIC en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos.

Rafael Fernández-Leiro, del  Instituto de Química-Física Rocasolano del CSIC, añade: “Hemos empleado la técnica de criomicroscopía electrónica o Cryo EM, que se ha convertido en una alternativa a la difracción de rayos X tradicionalmente empleada para resolver la estructura de macromoléculas a alta resolución. La estructura de la enzima TmLac se había intentado resolver anteriormente sin éxito. Gracias a la Cryo EM hemos podido resolver su estructura con una resolución de dos ángstroms, una de las más altas resoluciones conseguidas hasta la fecha empleando esta técnica y que nos permiten ver en detalle la estructura atómica de esta enzima”.

“Nuestra innovación supone una importante contribución a la salud y bienestar de la extensa población que presenta distintos grados de intolerancia a la lactosa. Un siguiente paso es el diseño de enzimas híbridas que puedan unirse de manera eficiente a diferentes soportes sólidos y así emplearse para distintas aplicaciones”, concluye Sanz-Aparicio.

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