Nunca ha hecho otra cosa que no sea acuarela. “Me dio por ahí, un día cogí una caja pequeña de acuarelas y la gente me veía pintando y me decían de comprarme la obra. Vi que le gustaba mucho a la gente y me puse más en serio. Desde niño me ha encantado pintar y lo he visto en mi casa porque mi madre Mari Cruz Pérez también se dedica a la pintura”.
“Recuerdo que yo me metía en el estudio de mi madre siendo niño, que era como la habitación sagrada y con mi caballete chiquitillo para pintar. Lugo me salió la vena por la acuarela y me dedico a ella. Me encanta pintar al natural, estar en la calle”. Romera mantiene que aunque la acuarela entrañe cierta dificultad, es muy imprevisible. “Y sobre todo hay que tener una base de dibujo bastante clara para hacer la acuarela”.
En El Parador expone 20 obras, donde se pueden ver parajes del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, pueblos de los Filabres, Almería, Sierra Cabrera, Mojácar y Capileira en Granada. El artista mantiene que en obras futuras la figura humana aparecerá en sus acuarelas. “Seguiré haciendo paisajes, pero habrá más movimiento y una interacción de las personas en el paisaje”.