Los Refugios de Almería reabren sus puertas tras su remodelación

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Los Refugios de la Guerra Civil abren sus puertas después de la remodelación a la que han sido sometidos, y que ha obligado a mantenerlos cerrados al púlbico durante dos meses. Concretamente, los trabajos realizados han consistido en la mejora del sistema de ventilación.

Además, este monumento que recuerda una época trágica, ha sido sometido a un adecentamiento, adecuación, así como la mejora de las salidas de emergencia, y en la renovación del sistema eléctrico. Todo ello ha supuesto una inversión cercana a los 100.000 euros.

Durante los casi dos meses que ha durado la obra, las instalaciones han permanecido cerradas de forma provisional, pero ahora los usuarios pueden volver a disfrutar plenamente de esta instalación, de martes a jueves de 10.00 horas a 14.00 horas y viernes, sábados y domingos de 10.00 horas a 14.00 horas y de 17.00 horas a 21.00 horas. La tarifa general es de 4 euros e incluye una visita guiada.

El Museo Refugio de la Guerra Civil

Los Refugios de la Guerra Civil fueron construidos en 1938 por el arquitecto almeriense Guillermo Langle para alojar a la población de la ciudad durante los bombardeos de la contienda. Recuperados en 2007, en ellos se pueden ver documentos y objetos de aquellos años, además de un quirófano utilizado durante los ataques y en el que se salvaron innumerables vidas. A sus galerías, los asistentes pueden acceder por el pabellón de la Plaza Manuel Pérez García, donde también se exponen restos arqueológicos que se descubrieron durante la restauración.

A pesar de que la longitud total de los Refugios superan los cuatro kilómetros y medio, no todos los túneles están interconectados, y hoy por hoy, sólo el más largo está abierto al público, situado bajo el Paseo de Almería. Están construidos a una profundidad media de 9 metros bajo la superficie. Las galerías para refugiarse son de dos metros de anchura y con bancos corridos a los laterales. Las escaleras tienen alrededor de 1,3 metros de ancho y todas tienen forma de L. Todas las galerías y salas tienen bóveda de cañón.

La ventilación del lugar, forzada pero natural, fue confiada a una serie de tubos de uralita de 100 milímetros de diámetro, cercanos a las bocas de entrada, y que salían hasta la superficie. Estos no se colocaban directamente encima de la galería principal, sino en pasillos secundarios que no se utilizaban para las personas para evitar que restos de explosiones o granadas de mano cayeran directamente sobre la población refugiada.

En total, existen 67 entradas a este refugio principal, algunas fuentes las cifran en 101, aunque muchas de estas entradas fueron selladas al dejar de ser útiles. Algunas iglesias, como las de San Pedro o San Sebastián, también contaban con accesos particulares. Se intentaba que no hubiera más de 100 metros hasta una entrada desde cualquier punto de la ciudad.

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