Artículo de JANA KRIZANOVA. | www.janakrizanova.net
Departamento de Organización de Empresas II. Facultad de Educación, Economía y Tecnología de Ceuta. Universidad de Granada.
En los últimos años ha aparecido un fenómeno de consumo que está siendo cada vez más popularizado. Nos acompaña en las compras de comida, en nuestras salidas, en la compra de cosméticos, restaurantes, en las compras de ropa, etc. En otras palabras, “ser vegano” se ha puesto muy de moda. ¿Pero hasta qué punto es una moda o una necesidad? Estamos siendo bombardeados con un sinfín de información sobre la desenfrenada crisis climática, sobre la fragilidad de la naturaleza y sus devastadoras consecuencias para la salud humana. Además, muchos cantantes, actores y personajes célebres se suman a la lista del movimiento vegano.
¿Qué es el veganismo, qué es ser vegano?
¿Qué es el veganismo y cuál es su origen? ¿De verdad sirve de algo no comer carne? ¿Se puede seguir una dieta equilibrada sin carne ni pescado y seguir estando sano?
En este artículo vamos a descubrir los conceptos fundamentales del veganismo, un movimiento minoritario en considerable expansión a nivel mundial, para poder encontrar las respuestas a las preguntas antes mencionadas apoyándonos en la experiencia de la ciencia y arrojando más perspectivas objetivas sobre una decisión tan personal cómo es querer no comer más carne.
En primer lugar, a modo de definición, me gustaría resaltar que veganismo como término, forma parte de un término que había sido utilizado durante muchas décadas antes, el vegetarianismo. La diferencia es que el veganismo es más radical, ya que además de vincularse con evitar todo tipo de producto animal (en ropa y cosméticos inclusive) evita también el consumo de huevos y de leche y sus derivados. Es decir, los vegetarianos no consumen carne ni pescado, pero sí pueden ocasionalmente comer leche y huevos.
Vegetarianismo en la historia
Otra cosa muy interesante sobre el término vegano/vegetariano es que no es nada nuevo. Es como cuando vuelven a ponerse de moda los pantalones de campana, algo que ya habíamos conocido muchos que han superado cierta franja de edad. Es más, una de las primeras menciones del vegetarianismo se lo debemos al padre de las matemáticas, a Pitágoras en el siglo 6 B.C. Esta mente brillante de hombre había decidido evitar el consumo de carne y crear una comunidad alejada de la urbe donde podían desarrollar sus investigaciones de las que nos aprovechamos para nuestros avances hoy en día. Sus motivos, la transmigración de almas.
Atravesando el siglo 19, el veganismo/vegetarianismo ha sido muy popular en la revolución industrial en Gran Bretaña donde se convirtió en una dieta ligera y práctica para un mejor rendimiento de los trabajadores en las fábricas. De hecho, la primera unión vegetariana nació en la cuidad de Manchester. No hay que olvidarse de los experimentos que se realizaron en esa época para demostrar que este tipo de dieta era muy adecuada también para los atletas de alto rendimiento.
Veganos en el mundo
Hablando sobre el vegetarianismo/veganismo, tampoco podemos no mencionar un importante matiz y es que hay países y culturas donde el no consumo de carne está arraigado en la filosofía o religión del mismo país. Por ejemplo, la filosofía de budismo, el jainismo y el hinduismo todos coinciden en el concepto de “ahimsa” en no hacerle daño a nadie (la no violencia y el respeto a la vida). En este sentido, India es el país con más vegetarianos del mundo, su representación oscila entre un 30-40%.
Si estas cifras las comparamos con las del mundo occidental, nos encontramos con una minoría del 2%-8% dependiendo del país (por ejemplo, en Portugal es donde hay mucho menos veganos y vegetarianos, mientras que Alemania alcanza casi un 8%).
El vegetarianismo también ha sido muy unido con la religión cristiana que mantiene algunas señas de su existencia a través de la época de cuaresma durante la cual no se consume carne.
Una vez abordada esta breve introducción sobre el origen del vegetarianismo/veganismo, creo que resulta más fácil de comprender que no estamos ante nada nuevo. Pero sí estamos ante un fenómeno minoritario que siempre ha sido acogido por unos pocos elegidos que lo han convertido en un modo vida único. Y dentro de las motivaciones que conducen a escoger el vegetarianismo/veganismo podemos distinguir claramente dos líneas: la salud o la ética. Esta categorización nos permite englobar a muchas otras motivaciones como es el efecto de la cultura, la religión, la filosofía, el bienestar animal, el bienestar humano y el bienestar de la sociedad. Dicho de otra forma, podemos evitar el consumo de carne o bien estando motivados por nuestro bienestar individual o bien dirigir los beneficios de nuestras acciones hacia el bienestar de los demás.
Vegetarianismo/veganismo y la salud humana
En lo que se refiere al efecto de la dieta vegana y vegetariana sobre la salud humana, numerosas evidencias y trabajos científicos demuestran que, si seguimos una dieta vegetariana equilibrada, entonces tenemos una dieta adecuada para todas las épocas de vida desde la infancia, adolescencia, embarazo, lactancia, madurez y vejez.
Ojo, es importante subrayar que se siga una dieta equilibrada, ya que muchas personas pueden adoptar esta dieta también a causa de un trastorno alimentario y en tal caso, podríamos sufrir deficiencias. Si nos queremos aprovechar de sus ventajas para el corazón, la diabetes, la hipertensión, el cáncer de colon, sistema circulatorio, entre otros es fundamental incluir todos los nutrientes, minerales, vitaminas, prestando especial atención a la vitamina B12 y el hierro sobre todo en el caso extremo del vegetarianismo que es el veganismo.
Actualmente, el mercado de alimentos es muy amplio y disponemos de una gran variedad de alimentos fortificados, suplementos y verduras ecológicas que nos pueden ayudar a equilibrar nuestro menú de una forma satisfactoria y placentera. Si es más natural y menos procesada, mucho mejor.
Vegetarianismo/veganismo y la salud del planeta
Aquí podemos indagar más en otra línea robusta de trabajos e investigaciones que demuestran desde hace muchas décadas que la ganadería, además de ser cruel para los animales, objeto de nuestra comida, también contamina el aire, el agua y el suelo. Todo esto llega al plato del hombre. Un producto engordado a base de un alimento no natural cultivado con múltiples pesticidas para lo cual ocupan demasiadas superficies de tierras fértiles.
Además, el animal está mantenido en vida a base de antibióticos y con un elevado nivel sustancias tóxicas que desechar en los valiosos ríos, portadores de agua potable, imprescindible para mantenernos a todos en vida.
¿Y por qué la proteína animal consume el triple de agua que la proteína vegetal? Pues porque requiere de grandes superficies para el cultivo de cereales y maíz que están destinados a alimentar a los animales en las ganaderías.
Este sistema de producción de proteínas animales es muy ineficiente además de contaminante si lo comparamos con la producción de las proteínas a base vegetal que podrían ir destinadas directamente al consumo humano (en vez del consumo animal) lo cual ayudaría a reducir el hambre en el mundo.
La intensiva ganadería contamina el aire en la misma medida que lo hace el transporte, contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero, todo ello causante del incremento incesable de las temperaturas.
Además, la deforestación para el cultivo intensivo de cereales les deja sin hogar a numerosas especies que no tienen otra alternativa que extinguirse, así contribuyendo a unas considerables pérdidas de biodiversidad por el hecho de masificar la producción de carne.
Vegetarianismo/veganismo y el bienestar de los demás
El hecho de cuidarnos bien y cuidar a los demás acarrea también beneficios positivos para la sociedad y otros seres vivos. Ya hemos mencionado el respeto a la vida de otros seres que no tienen por qué sufrir las pésimas condiciones de vida con el fin de llenar el estómago humano mimado por un paladar insaciable sabiendo que existen otras alternativas que implican menos daño para todos. También, hemos descubierto una forma de poder reducir el hambre en el mundo con el destino directo de los cereales a los públicos desventajosos.
Otra aportación del vegetarianismo/veganismo para el bienestar de la sociedad reside en su economicidad. Por ejemplo, podríamos ahorrarnos billones de euros si adoptáramos esta transición alimentaria a base de plantas dado que se reduciría el porcentaje ligado al tratamiento de enfermedades y muertes originadas a causa del consumo excesivo de carne. Dicho ahorro se podría reinvertir ya sea en la salud pública o en otros sectores con mayores necesidades de recursos.
Además, producir proteína vegetal es mucho más eficiente que producir carne animal, el ahorro es para todos. Esta transición también es muy propicia para los negocios donde los empresarios podrían disfrutar de unas plantillas de trabajo con menores tasas de absentismo y bajas por enfermedad.
Sin embargo, pese a las innumerables ventajas que se le puede otorgar al abandono del consumo de carne, el ser humano insiste en comerla. A pesar de las continuas alarmas que recibimos con dosis diarias sobre el consumo de carne para la salud humana y la del planeta, desafortunadamente, el consumo de carne sigue creciendo ya sea en países desarrollados (donde su actual consumo es menos que recomendable) o los países en vías de desarrollo (que toman como modelo de consumo a los países avanzados).
Por lo tanto, las perspectivas de evolución del fenómeno vegetariano/vegano sigue comprendiendo a día de hoy solamente una minoría más concienciada. Lo cual por ahora no puede contribuir de una forma sustancial a frenar la pérdida de calidad de nuestro medio ambiente que todos llamamos hogar o de la degradación de la salud humana causada por excesos de consumo. A no ser que nos concienciemos cada vez más personas y decidamos pensar de otra forma, una manera más nutritiva para todos.
“Somos lo que comemos.”
Esto se podría comprender también de la siguiente manera: “Nos convertimos en lo que comemos.”
Por ahora, abrimos la nevera, vamos al supermercado y tenemos mucha disponibilidad de productos y alimentos, ¿pero esto será siempre así? ¿Podremos mantener nuestros estilos de vida tanto saludables como no saludables a lo largo del tiempo? ¿Y si finalmente no habrá opciones porque no supimos gestionar nuestros recursos naturales por avaricia y despreocupación por el bienestar global? En tal caso, nos podremos convertir en las víctimas de nuestras propias decisiones ejecutadas cada día.
Cada uno es libre de elegir su forma de alimentarse. Cada uno es libre de pensar.
“Comer no es solamente nutrir el cuerpo, sino la mente también. ” ― Thich Nhat Hanh