Un vaso resiste al aire libre casi cien años de historia almeriense

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Trabajador de las obras de rehabilitación sustrayendo el vaso del castillete.Al finalizar la construcción de la Casa de las Mariposas, en la Puerta de Purchena de Almería, Trinidad Cuartara, arquitecto municipal, celebró el feliz acontecimiento con los obreros y los propietarios brindando con una arroba de vino. Como colofón, un niño que trabajaba de peón colocó el vaso protagonista de ese brindis encima del castillete de la cúpula del edificio. Hoy, casi cien años después, los trabajadores que comenzaron la restauración del edificio el pasado mes de septiembre, han hallado el vaso intacto tal cual se puso en 1911. Por eso, cuando se concluyan las tareas de rehabilitación del inmueble, previstas para 2011, el vaso emblemático será restituido, tras un nuevo brindis, al sitio donde se encontró.

 

La Casa de las Mariposas, conocida como casa Rapallo hasta los años 40, es un inmueble singular. En él han convivido cinco generaciones de la burguesía almeriense. Su sigularidad se muestra, además, en su arquitectura y ubicación.

Cuando el Ayuntamiento de Almería expropió la antigua posada de Los Álamos para ensanchar la Puerta Purchena, los hijos de los propietarios, Bernardo y Ana Campos, junto al marido de ésta, José Rapallo, decidieron, en el verano de 1909, construir el edificio. Para llevar a cabo esta difícil tarea, contactaron con el arquitecto municipal, Trinidad Cuartara, quien se inspiró en otros inmuebles similares de Madrid y Francia. 

Justo cien años después del inicio de su construcción la Fundación Cajamar, que adquirió el inmueble el pasado año, ha comenzado las tareas de restauración y se ha propuesto volver a brindar, cómo no, en el centenario de la finalización de la obra, en 2011.

La Casa de las Mariposas en la actualidad.El castillete donde se ha encontrado el vaso es una figura de finales del siglo XIX, y forma parte de un edificio que está considerado símbolo del modernismo, como muestran las mariposas que lo adornan. El arquitecto municipal buscaba con su diseño ornamentar el centro urbano con un edificio que simbolizara el creciente poder económico y político de la burguesía almeriense de la época. En efecto, la Casa de las Mariposas es un típico ejemplo de arquitectura burguesa y urbana, aunque sobrepasado en dimensiones, pues se trató en sus años del edificio más alto y voluminoso de la ciudad, con cuatro plantas.

Días de sol, intensos vientos, tormentas y hasta bombardeos ha resistido este sencillo pero resistente vaso de cristal, que representa un centenario de intensos cambios políticos, económicos y sociales en la ciudad. Para que no se malogre ahora, después de tanto tiempo intacto, el vaso se ha guardado hasta que finalice la restauración, momento en el que, tras un nuevo brindis, regresará al lugar donde ha sido encontrado.

Además del esperado brindis centenario, se publicará un libro, coordinado por Alonso Ruiz, sobre la historia del edificio. Y es que «Trinidad Cuartara y Guillermo Langle son los aquitectos que más huella han dejado en la trama urbana de la ciudad», afirma el investigador Alfonso Ruiz. Antonio Sevillano será el encargado de recuperar la historia de todas las personas que han habitado la casa, tanto inquilinos como comerciantes. La evolución urbana desde el siglo XIX hasta la construcción del edificio será el cometido de Lorenzo Cara, y Andrés Sánchez Picón escribirá sobre la evolución socioeconómica almeriense.

 

 

 

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