La Cumbre del Clima (COP25) ha afianzado la voluntad de un buen número de países y de la población por reducir las emisiones de efecto invernadero en el mundo. El sector inmobiliario es uno de los sectores con mayor potencial para conseguir la descarbonización de las actividades propuestas por la Unión Europea (UE) para 2050 ya que en su conjunto (los edificios) genera el 40% del total de emisiones de CO2. En este marco, investigadores del proyecto CRREM (Carbon Risk Real Estate Monitor), en el que participa de la Universidad de Alicante, han presentado sus resultados en el foro ‘Covenant of Mayors’, principal movimiento europeo en el que participan las autoridades locales y regionales para mejorar la eficiencia energética y utilizar fuentes de energía renovable, celebrado el pasado 18 y 19 de febrero de 2020 en Bruselas.
Desde la óptica de la inversión se plantean muchas incertidumbres. Las empresas inmobiliarias (inversores y gestores de edificios) mejorarán los niveles de eficiencia energética pero la cuestión de gran relevancia es cuando (entre hoy y el 2050) y cuanto (el nivel de intervención requerido y los fondos destinados a ello). “Son dos preguntas de gran magnitud ya que implican que una inversión sea rentable o no, o que un edificio pueda quedar obsoleto energéticamente hablando y, por tanto, fuera de la regulación europea, imposibilitando su uso”, explica Paloma Taltavull, investigadora principal del equipo español de CRREM y catedrática de Economía Aplicada de la Universidad de Alicante.
Las empresas de inversión, apunta la investigadora de la UA, son conscientes de ello, pero la complejidad del análisis hace que la incertidumbre (que mide la percepción de riesgo en la inversión) sea mayor que los deseos inversores y pueda retrasar el necesario proceso que se requiere para alcanzar los objetivos públicos. “No hay que olvidar que los responsables políticos de la UE buscan que el sector adopte enfoques proactivos para disminuir el nivel de emisiones en el stock existente y eso implica una coalición entre los agentes privados y la administración para llegar al 2050. Es por ello, que la UE ha reconocido públicamente el valor de los informes publicados en el proyecto CRREM y su aportación al conocimiento de la situación actual”, añade Taltavull.
CRREM
CRREM es un proyecto financiado por el plan Horizonte 2020 en la subárea de energía y cambio climático que trata de aportar información precisa para resolver las dos cuestiones anteriores. Participan el Instituto Alemán de Operaciones Inmobiliarias (IIÖ) como coordinador del proyecto, las universidades de Alicante y Ulster (Reino Unido), la escuela de negocios Tias Nimbas de la Universidad de Tilburg (Países Bajos), la compañía holandesa GRESB especialista en la recopilación y seguimiento de datos de eficiencia energética, y STURGIS, prestigioso centro de investigación en eficiencia energética de edificios de Reino Unido.
Tras dos años de análisis, el proyecto ha creado una herramienta de cálculo que permite a los inversores y a cualquier institución o agente, evaluar la situación de su edificio o de su cartera de edificios y estimar cuanto (y cuando) debe invertir en su descarbonización para que se detenga su nivel de obsolescencia energética. Estas inversiones, cuando se realicen, garantizarán la continuidad en la eficiencia del uso de los edificios, también energéticamente, por lo que serán consideradas inversiones sostenibles. Según la profesora de la UA, “la herramienta tiene muchas funcionalidades ya que está orientada a ayudar a los agentes del sector a cumplir los nuevos requisitos relativos a las emisiones, crear indicadores de riesgo por carbonización y administrar/controlar este riesgo”.
Segundo informe
Los avances de CRREM han sido publicados en un segundo informe titulado ‘Integración del riesgo de carbonización en las estrategias corporativas del sector inmobiliario’ (Carbon Risk Integration in Corporate Strategies within the Real Estate Sector). En este estudio, se abordan los retos y barreras del sector en su camino hacia la descarbonización en ocho apartados. En los tres primeros (secciones A a la C), explica cómo el riesgo de carbonización de los edificios (la situación por la cual su volumen de emisiones supere el máximo permitido) puede ser abordado mediante una estrategia específica que le permita controlar el riesgo asociado y medirlo en términos de costes, tanto a nivel corporativo (la empresa en su conjunto) como a nivel de activo específico dentro de la cartera de inversión.
El apartado cuarto (sección D) muestra evidencia que ha sido utilizada para la construcción de las estrategias de descarbonización. En él, se identifican diferentes tipos de consumo de energías no limpias que deben ser tenidas en cuenta en cuanto a la inversión en cartera, delinea las responsabilidades que implican, diferencia entre generación de emisiones operativas y las incorporadas en las materias primas utilizadas y evalúa los factores que afectan a la intensidad de emisiones desarrollando un sistema de seguimiento. Define los puntos clave desde los cuales, las empresas deben desarrollar iniciativas.
Los apartados quinto y sexto (E y F), el informe analiza el impacto de la regulación sobre las estrategias corporativas, mediante la definición de una matriz de análisis de políticas energéticas y sus efectos, creada a partir de una labor de recogida de información con opiniones y visiones de los agentes del sector inmobiliario europeo. También, este bloque desgrana las fórmulas de financiación sostenible acorde con la taxonomía europea, que permite identificar el ecosistema de inversión y financiación del futuro que sea más transparente e inclusivo. En esta definición, el informe muestra como la herramienta creada por CRREM puede generar valores de referencia que puedan ser utilizados para la evaluación más precisa del riesgo de carbonización.
Por último, el apartado séptimo (G) muestra algunos estudios de caso y ejemplos de buenas prácticas que CRREM ha evaluado. “Se trata de un informe de obligada lectura para las empresas de inversión inmobiliaria que, por su carácter de inversores de largo plazo, afrontarán tarde o temprano la percepción del riesgo y la necesidad de inversión”, destaca Paloma Taltavull.