El Espacio Natural de Doñana está considerado como la joya ambiental más importante del continente europeo. Este entorno natural da cobijo a ecosistemas de lo más variado, pero pocos como el que ahora están estudiando investigadores del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y el centro RENSMA de la Universidad de Huelva (UHU), en el acantilado del Asperillo, que se extiende desde Mazagón hasta Matalascañas (Huelva), en terrenos del Centro de Experimentación de “El Arenosillo” (CEDEA), y que recientemente se ha hecho famoso por albergar el lanzamiento del MIURA, el primer cohete espacial fabricado en España.
En este espacio para la investigación en tecnología militar y aeroespacial se localiza una sauceda única en Europa, formada gracias a unas aguas subterráneas que afloran en este acantilado y que ofrecen las condiciones idóneas para que se desarrolle una población de sauces rojos, especie que normalmente se encuentra en las riberas de los ríos.
La rareza de este ecosistema ha llevado a que investigadores de ambas instituciones realicen un análisis pormenorizado del entorno, mediante técnicas de muestreo de campo tradicionales y una metodología nueva desarrollada al efecto mediante Qfield, en la que se emplean imágenes infrarrojas tomadas con drones, para constatar la presencia real de esta especie, así como las amenazas que ponen en peligro esta colonia de flora.
Cómo se ha formado una sauceda en un acantilado de costa
En el acantilado del Asperillo se dan unas condiciones geológicas singulares, explica el investigador del INTA y antiguo alumno del Máster en Conservación de la Biodiversidad de la Universidad de Huelva, Juan Matías Chaparro, que realiza su tesis en la institución después de que su trabajo de fin de máster le abriera las puertas a dirigir la restauración ambiental de este área tras el incendio de Doñana de 2017.
«Cuando realizamos el estudio para la restauración ambiental y llegamos a la costa nos dimos cuenta de que allí había mucha vegetación, más de lo que cabía esperar en un entorno como éste, donde lo normal es que hubiera arena y algunas plantas costeras, pero por la geología del terreno y el sistema de dunas, llega agua del freático a la línea de costa y ahí descubrimos la sauceda».
Hasta el momento, el equipo de investigación ha elaborado una cartografía en la que se localizan todos los sauces de este entorno, que servirá para hacer un seguimiento de esta concentración de flora, conocer cuál es su relación con otras especies y cómo evoluciona en los próximos años.
Cómo llegaron los sauces a la línea de costa
Los sauces pudieron llegar a este entorno por la acción del viento, que arrastró las semillas de otros entornos donde sí es más común la presencia de este arbusto. Y como encontraron las condiciones adecuadas para desarrollarse, se asentaron y se creó la comunidad que ahora se estudia como un elemento singular en la biodiversidad europea.
Juan Matías Chaparro, en un estudio realizado con el investigador de RENSMA y director del Máster en Conservación de la Biodiversidad de la Universidad de Huelva, Pablo Hidalgo, ha detectado que la regresión del sauce en este entorno es preocupante, ya que solamente ocupa un siete por ciento del terreno que podría acogerlo. Además, en la zona se han detectado una docena de especies invasoras, dominadas por la Arundo donax, que suponen «un gran amenaza» para la supervivencia de este Hábitat de Interés Comunitario (HIC).
En qué situación se encuentra la singular sauceda de Doñana
«Los datos obtenidos nos hacen pensar que se trata de un HIC residual, seriamente amenazado y con escasas probabilidades de supervivencia en las próximas décadas», explican los expertos. El resto de especies que viven junto a esta concentración de sauces no son su única amenaza.
Se prevé que el avance del cambio climático y el descenso de precipitaciones que lleva asociado golpeen duramente a este entorno, ya que habrá un descenso en la recarga de los acuíferos y la afloración de agua en la línea de costa se reducirá drásticamente.
Del mismo modo, la acción humana contribuye a que se pierda este hábitat, debido a la extracción de agua de los acuíferos para la actividad agrícola, algo que ha venido a regular la nueva normativa acordada por los gobiernos autonómico y central, que se presentó a finales de noviembre.
La sauceda del Asperillo es un entorno único, una muestra más de la riqueza ambiental de Doñana, un espacio al que esta sequía le está asestando uno de los golpes más duros que se recuerdan y cuya protección debe ser un prioridad para todas las administraciones.