Hasta el inicio de los años 2000, la infección por VIH significaba una muerte segura. A partir de entonces, el avance de la investigación y el desarrollo de fármacos mejores cambió el rumbo de la enfermedad y la convirtió en crónica. Ahora se acaba de dar un paso más, que puede cambiar la vida de personas con esta enfermedad, ya que un estudio abre nuevas vías para la curación de la infección por virus de la inmunodeficiencia humana.
La investigación ha sido fruto del trabajo de un equipo del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con el Instituto Ragon del MIT y Harvard (Boston, EE.UU.), que ha investigado a un grupo excepcional de personas con VIH cuyo organismo es capaz de controlar el virus, es decir, no se detecta su presencia en sangre. Esto ocurre sin la necesidad de tomar un tratamiento antirretroviral (ART).
El trabajo, que se publica en la revista The Jorunal of Clinical Investigation, ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, a través del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), con una aportación de 208.120 euros, y por la empresa biotecnológica Gilead, que ha aportado 35.000 euros.
Los denominados controladores de élite del VIH (EC) se pueden dividir a su vez en dos subgrupos: aquellos que llegan a un punto en el que pierden el control de la carga viral y los que, por el contrario, mantienen el control de manera indefinida.
Gracias a las técnicas ultrasensibles de caracterización del virus, que permiten estudiar el reservorio viral o escondite en el que el VIH permanece latente en el genoma de la célula, el equipo investigador ha descubierto que aquellos que pierden el control, pese a tener poca cantidad de virus enteros o completos, los tienen integrados en zonas del genoma de la célula accesibles a la maquinaria celular. “Esto puede llevar a cabo la producción de nuevos virus que podrían ser detectados en sangre”, apunta Ezequiel Ruiz-Mateos, investigador principal de este estudio e investigador responsable de Grupo Inmunovirología del IBiS.
Sin embargo, en quienes mantienen de forma indefinida el control del virus se detectaron niveles significativamente menores de virus completos. En la mayoría de esos sujetos, el 70%, no se detectaron virus completos en las células analizadas, lo que significa que no tenían un virus con capacidad infectiva.
“Hemos visto que estos controladores persistentes tenían virus completos integrados en zonas del genoma de la célula denominados desiertos génicos, zonas de latencia profunda en las que estos virus nunca podrían producir nuevos virus infectivos”, explica Carmen Gasca-Capote, también investigadora del Grupo Inmunovirología del IBiS y primera autora del estudio.
Los nuevos hallazgos sugieren que algunos de los controladores persistentes podrían estar curados del VIH, ya que no se encuentran virus completos o si se detectan están en niveles muy bajos y no tienen capacidad de replicarse.
“Esta investigación abre las puertas a estudiar en mayor detalle los mecanismos responsables de arrinconar al virus en este callejón sin salida. El objetivo es encontrar dianas sobre las que desarrollar inmunoterapias para conseguir que la inmensa mayoría de personas con VIH logren controlar el virus como lo hacen los controladores persistentes y, por tanto, llegar a la cura de la infección”, indica Ruiz-Mateos.