Un estudio de los investigadores de la Universidad de Málaga Borja Figueirido, Paul Palmqvist y Juan Antonio Pérez Claros demostró en el año 2011 que el registro fósil de los mamíferos norteamericanos se puede resumir en seis grandes asociaciones faunísticas, que se suceden a lo largo del tiempo durante el Cenozoico, últimos 66 millones de años. El hallazgo fue publicado en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, una prestigiosa revista científica estadounidense que, recientemente, se ha hecho eco de un nuevo trabajo de este equipo de paleontólogos de la UMA, donde se han caracterizado ecológicamente tales asociaciones faunísticas, desde la perspectiva de las adaptaciones que muestran los grupos de mamíferos que las integran, teniendo en cuenta sus tipos de alimentación, modos de locomoción o tamaño corporal.
Según los expertos, los resultados obtenidos indican que estas faunas evolutivas presentan una asociación única de tipos ecológicos, en respuesta a las variaciones en las condiciones climáticas reinantes en el momento de cada fauna, los cambios consiguientes en la vegetación predominante y los eventos de dispersión faunística que se vieron favorecidos por tales cambios.
Además, el estudio documenta que a lo largo de los últimos sesenta y seis millones de años ha tenido lugar una tendencia hacia un mayor grado de especialización ecológica durante el curso de la evolución de los mamíferos norteamericanos, en paralelo a los cambios climáticos duraderos y sus consecuencias sobre el tipo de vegetación predominante.
“El registro fósil representa el único archivo disponible para documentar la evolución de la vida durante la historia de la Tierra, permitiendo tener una visión retrospectiva de cómo afectaron los cambios en el clima y el medioambiente durante el pasado geológico a los organismos y ecosistemas pretéritos”, explica el catedrático Paul Palmqvist.
El investigador de la Universidad de Málaga afirma que el aumento en el grado de especialización en las seis grandes asociaciones faunísticas, en algunos casos, se vio favorecida por la aparición en el escenario evolutivo de grupos inmigrantes del Viejo Mundo, pero en otros, tuvo lugar gracias a la evolución de los propios componentes de la fauna endémicos del continente.
“Estos resultados pueden dar pistas importantes para gestionar la crisis de biodiversidad propiciada por el cambio climático que experimentamos hoy día, inducida en gran medida por la acción humana”, asegura Figueirido, autor principal del artículo.