El proyecto Casa Aniceto del estudio B+M+L, creado por tres estudiantes egresados de la ETS de Arquitectura de la UMA, Eugenia Álvarez Blanch, Elena Sánchez Montero y Enrique Bravo Lanzac, se ha alzado con el primer premio CGuide a la “Mejor obra de estudio joven español”, en el certamen organizado por la Fundación. Arquitectura Contemporánea y Grupo Consentino.
El proyecto ganador parte de la búsqueda de un espacio en el centro de Sevilla donde el cliente pueda conjugar su vivienda con su actividad profesional como escultor. Un antiguo local comercial en las inmediaciones de la plaza de Pumarejo se convierte en el lugar escogido para conjugar ambos usos. Su posición en esquina permite a los arquitectos diferenciar los usos por fachadas; en la del este sitúan el programa doméstico y en la del sur el destinado a la actividad profesional.
El punto de arranque del proyecto consistió en liberar el espacio de las estructuras existentes para descubrir un espacio diáfano y de generosa altura ocupado únicamente por cuatro pilares metálicos. Las fachadas se reconstruyen empleando una secuencia de huecos y macizos que respeta la composición de las fachadas del edificio, jugando a reflejarse en las proporciones y materiales del alzado norte de la Casa del Pumarejo, ubicada enfrente.
Con un claro lenguaje contemporáneo, la construcción se articula en torno a un elemento cúbico centralizado, levantado en fábrica de ladrillo visto, que alberga el baño y el dormitorio, resuelto este último a media altura y conectado visualmente con la sala de estar. El resto de las estancias se organizan mediante el mobiliario y los elementos móviles que configuran las distintas ‘unidades espaciales’, transformando la casa en un espacio continuo que entronca con las ideas arquitectónicas del’ Raumplan’.
Un hogar entre el suelo y la luz
La vida cotidiana en Casa Aniceto discurre entre la jerarquía de planos donde se emplazan las distintas estancias. La contraposición entre el elemento central, cerrado y opaco, y los espacios diáfanos circundantes permite conjugar la doble necesidad de disponer de un hogar confortable y un espacio de trabajo.
El elemento central asume una voluntad escenográfica adaptando cada uno de sus cuatro paramentos por medio de una serie de huecos, hornacinas, salientes y poyetes que resuelven los distintos usos funcionales y expositivos. El plano de techo se distancia levemente al encuentro con los paramentos de ladrillo dibujando un perímetro a distintas alturas que genera una atmósfera ingrávida en los espacios de estar en oposición a la masa y opacidad de la fábrica.
La iluminación es otro de los puntos fuertes del proyecto ganador. El material, el ladrillo de taco, se transforma en el protagonista con la incidencia de la luz natural provocando variadas secuencias de luces y sombras. Al caer el sol la disposición de la iluminación permite distintas lecturas del espacio dependiendo de los ambientes lumínicos empleados. Los arquitectos plantean tres ‘planos’: un ambiente general de luz neutra; una secuencia indirecta de luz cálida sobre las paredes; y una iluminación en el foseado que remarca el elemento central en el plano superior. Las distintas atmósferas lumínicas permiten construir un espacio de confort en relación con el lugar y el material y de acuerdo con las necesidades o el estado de ánimo de su habitante.