La Universidad rumana de Stefan cel Mare de Suceava ha dado la sorpresa y se ha proclamado Campeona de Europa tras superar en la final a la Universidad de Duisburgo, máxima favorita tras los resultados previos. En la final femenina no ha habido margen de sorpresa y Colonia se ha impuesto a Aveiro sin pasar demasiados apuros.
El partido por el oro masculino ha tenido un final de infarto. El equipo rumano, que eliminó a la Universidad de Málaga en cuartos de final y que había perdido en la fase de grupos frente a su rival de la final dio la gran sorpresa del campeonato al imponerse a la Universidad de Duisburgo-Essen y ha impedido un doblete de las universidades alemanas.
El partido comenzó con la universidad rumana desplegando el juego de fuerza y con muy pocas rotaciones que han puesto en práctica durante todo el Campeonato. Los delanteros germanos encontraban muchos problemas para superar las torres rumanas (Burlacu y Baican) y en defensa tenían no menos problemas para parar el juego interior de Burlacu y las incursiones de Olariu que, finalmente resultaría el máximo goleador de la final con 9 tantos. Al final de los primeros treinta minutos, la Universidad de Suceava había evitado que Duisburgo llegara a 10 goles y logrado una cómoda renta de 14-9.
En los primeros minutos de la segunda parte se mantuvo la misma tónica y los rumanos llegaron a alcanzar una renta de 6 goles poco después de que se cumpliera el minuto 10. Estaban jugando muy bien y el equipo alemán encontraba muchos problemas para componer su juego, y daba la impresión de que el equipo de Suceava no iba a pasar muchos apuros. Sin embargo, en cinco minutos (entre el 12 y el 17) Duisburgo fue capaz de transformar todo lo que hasta ese momento le salía mal, endosó un parcial de 0-5 y el partido volvía a estar abierto (17-16). Quedaban 13 minutos de juego y todo podía ocurrir, pero el equipo rumano supo frenar la sangría y mantener las ventajas mínimas.
Las jugadas clave se produjeron en los tres últimos minutos. Con ese tiempo y con Duisburgo un gol abajo, Tirizioru robó un balón en defensa y en una rápida transición pasó a Sandu y lo que pudo ser un empate a 21 se transformó en un 22-20 que dio aire a su equipo para los tres minutos finales. La otra, se produjo cuando la pareja arbitral, formada por los malagueños Macías y Ruiz, pitó pasivo al ataque rumano a falta de 20” y con 23-22 en el marcador. Tiempo muerto alemán que jugó los últimos instantes sin portero, con siete jugadores de campo para lograr una situación de ventaja para un último disparo que forzara la prórroga; pero el portero Tcaciuc y el palo derecho de su portería, impidieron que el balón entrara, frustró las esperanzas germanas y logró la medalla de oro para su equipo.
Oro y plata femeninos
En la competición femenina la medalla de oro y el título de campeona de Europa ha sido para la Universidad de Colonia que se ha impuesto a las portuguesas de Aveiro en un encuentro que fue controlado por las germanas desde los primeros compases.
En el minuto 10 la ventaja del equipo que jugaba como visitante era ya de 5 goles y, pese a una reacción portuguesa que recortó las distancias a 3, la fuerza alemana se volvió a imponer para llegar al descanso con una tranquilizadora renta de seis goles (12-18).
En los diez primeros minutos de la reanudación, Aveiro asentada en la eficacia goleadora de Mariana Lopes y Joanna Ferreira logró reducir la ventaja en un gol y mantener esperanzas para la recta final del partido (18-23). Pero en los siguientes minutos, Colonia ajustó la defensa, robó varios balones y montó otros tantos contragolpes que le permitieron afrontar los últimos diez minutos con el partido sentenciado (23-34). En la recta final ligera reacción portuguesa para un resultado final de 30-41. Las dos baluartes en ataque de Aveiro se despidieron del Campeonato con una marca de 11 goles cada una, mientras que por el lado germano, con los goles mucho más repartido destacó Laura Idelberger, con 8 dianas.
PARTIDOS POR EL BRONCE
La primera medalla en juego fue la de bronce en categoría femenina. La disputaron las universidades de Akdeniz (Turquía) y Radboud (Holanda). Las jugadoras holandesas -que contaron con el apoyo incansable de un nutrido grupo de familiares que las ha estado siguiendo y animando durante toda la competición- encarrilaron el partido desde los primeros compases. A los cinco minutos ya tenían una ventaja de 3 goles (1-4), que ampliaron hasta siete tantos a los 20 minutos, para llegar al descanso con una ventaja insuperable (7-18).
El equipo turco no dio la sensación de poder acercarse en el marcador en ningún momento y durante toda la segunda mitad la diferencia se fue ampliando hasta alcanzar los 17 goles (16-33) con los que finalizó el partido. Loes Vandewal, con 8 goles, volvió a ser la máxima goleadora naranja, mientras que por el lado turco Berfín Yayli logró 5 tantos. Tras el pitido final, las jugadoras y el cuerpo técnico celebraron la medalla por todo lo alto con los incansables seguidores que les seguían desde la grada uniformados con los colores holandeses.
Mucho más disputada resultó la final de consolación masculina entre las universidades de Montpellier y Frankfurt, aunque el equipo francés siempre llevó la iniciativa en el marcador. Hubo un momento, tras la lesión de Jean Christophe Benard, ocurrida en una acción defensiva en el minuto 7 de la segunda parte, que Frankfurt pareció entrar en el encuentro, pero finalmente Montpellier supo reponerse de la ausencia de su pivote, uno de los pilares de su juego ofensivo.
En el arranque del encuentro, la universidad francesa tomó una ligera ventaja (4-2) en el minuto 5 que la fueron ampliando hasta alcanzar los 5 goles de distancia (12-7) en el minuto 20. En la recta final del primer tiempo Frankfurt apretó el acelerador y consiguió reducir la brecha en el marcador a 13-10.
En la segunda parte, comienzo trepidante con 6 goles (tres por equipo) en los primeros cinco minutos y poco después se produce la mencionada lesión de Benard. En los siguientes minutos, Frankfurt aprovechó el desconcierto de sus rivales y redujo la desventaja a un solo gol (19-18) con 15 minutos por delante. Parecía que el empate estaba a punto de caer, pero en esas circunstancias, Montpellier se repuso y, gracias a varios robos y contras rápidas logró incrementar su renta hasta un máximo de cinco goles (25-20) a falta de cinco minutos. En la recta final del partido, la universidad alemana logró marcar los cinco goles que le separaban de los franceses, pero Montpellier mantuvo la calma y logró dos dianas que le dieron la medalla de bronce por 27-25.
El máximo goleador del encuentro fue Thomas Gómez, con 10 tantos, mientras que Jannik Hoffmann lograba 6 para Frankfurt.