Cinco organizaciones ecologistas han remitido al Ministerio de Transición Ecológica sus alegaciones al Real Decreto para regular las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) que deberán implantarse a lo largo de este año. Las ZBE no pueden quedarse en un mero “plan renove”, sino que tienen que servir para reducir al menos un 35 % el número de automóviles en las ciudades para 2030.
Las ZBE han de ser una herramienta eficaz para descarbonizar las ciudades y garantizar un aire limpio a toda la población. Con este objetivo las organizaciones ECODES, Ecologistas en Acción, Fundación Renovables, Greenpeace y Transport & Environment han remitido sus alegaciones al Real Decreto para regular las Zonas de Bajas Emisiones.
Las alegaciones presentadas por estas entidades resaltan la necesidad de que las ZBE contribuyan a lograr los objetivos de descarbonización fijados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Por este motivo demandan que los ayuntamientos no se vean forzados a asumir en sus ZBE el obsoleto e ineficaz sistema actual de etiquetas de la DGT, un sistema de clasificación de los vehículos en virtud de sus emisiones considerado fallido tras la negativa del Gobierno a revisar dichos distintivos ante las presiones de la industria del motor.
Las organizaciones denuncian que mientras las etiquetas no incluyan las emisiones reales de CO2 y consideren «ECO» a tecnologías contaminantes como el gas fósil, será imposible lograr una reducción de emisiones alineada con el Acuerdo de París.
En ese sentido, se ha alegado que se incluya en el Real Decreto definitivo que se señalicen las ZBE de forma clara y reconocible en sus puntos de acceso, empleando una nueva clasificación de distintivos ambientales a incorporar en dicho RD. En este nuevo sistema de clasificación se incorporará un umbral de emisiones de CO2 que emiten los vehículos, de manera que para cada categoría se han de cumplir tanto los requisitos de norma Euro correspondientes como un determinado tope de emisiones de CO2 (medidos bajo estándar WLTP).
Recuperar el espacio para las personas
Desde el Ministerio se destaca el papel de las ZBE para reducir la contaminación atmosférica, el ruido y las emisiones de gases de efecto invernadero, así como para mejorar la eficiencia energética. Para las entidades ecologistas la recuperación del espacio público ha de ser un objetivo más, pues la limitación de una parte del tráfico rodado permite liberar una gran cantidad de suelo público.
Estos cambios en la fisionomía de la ciudad permitirían no solo mitigar las emisiones que provoca la crisis climática. También suponen adaptar mejor nuestras urbes frente a fenómenos extremos, cada vez más frecuentes, como inundaciones y olas de calor, a través de intervenciones en el espacio físico que favorezcan la permeabilidad del suelo y la dotación de árboles y elementos vegetales que aporten sombra y humedad.
El borrador del Real Decreto exige revisar los proyectos de ZBE a los cuatro años. Sin embargo, dado que los objetivos del PNIEC están sometidos a revisiones periódicas (la próxima, en 2023) se propone reducir ese plazo cada 1 o 2 años, como máximo, para asegurar que las restricciones al tráfico están cumpliendo los objetivos marcados para 2030.