¿Cómo se puede determinar que un testigo dice la verdad en un juicio? Descartados el hecho de que le crezca la nariz, eso solamente le ocurre a Pinocho, o la máquina de la verdad televisiva, en la actualidad hay varios instrumentos que miden la credibilidad de un testimonio, sin embargo, no son del todo fiables. Por este motivo, un equipo de la Universidad de Granada ha puesto en marcha un estudio para actualizar los criterios que permiten distinguir las declaraciones verdaderas de las falsas.
El trabajo está liderado por el profesor de Evaluación Psicológica e investigador del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC), Raúl Quevedo Blasco, y será de ayuda en el ámbito judicial, especialmente a la hora de buscar la verdad en los delitos en lo que no hay evidencia del daño ocasionado, como ocurre habitualmente en casos de maltrato o violencia psicológica y, también, en delitos de violencia de género o intrafamiliar.
En la actualidad son varios los instrumentos usados para medir la credibilidad del testimonio. Sin embargo, existen dificultades para esa medición lo que, en ocasiones, lleva a poner en duda que un testimonio sea veraz o falaz o, al menos, incorpora un cierto grado de duda. Quizá por ello, el sistema jurídico español reduce la fiabilidad de estos testimonios, al otorgarle un carácter intrínsecamente subjetivo. El grupo de investigadores, ahora, considera necesario investigar las técnicas y procedimientos de valoración de esos testimonios orales y, en su caso, actualizar aquellos que proporcionen resultados significativos en sus criterios para discriminar verdad y mentira.
Cómo se detectará la mentira en los juicios
El estudio pretende actualizar los criterios verbales del AVC (Análisis Verbo-Corporal) incluyendo los del SEG (Sistemas de Evaluación Global) con el fin de observar si hay una discriminación más significativa que utilizando únicamente los del CBCA (Análisis de Contenido Basado en Criterios).
Para ello, los participantes escriben un hecho verdadero y falso –asignado al azar– en base a un acontecimiento autobiográfico de una foto del último mes. A continuación, se realiza una entrevista cognitiva grabada con vídeo y audio donde se recuenta de forma oral dicho relato. Una vez terminada, utilizando la grabación, se analizan los criterios verbales, paraverbales y no verbales según el AVC. Posteriormente, dos meses después de esa primera entrevista, se realiza una nueva en la que se estudian los criterios verbales según el SEG.
El doctor Raúl Quevedo Blasco explica que “en caso de existir una mejora significativa en la capacidad para discernir entre un relato en el que se dice la verdad con un relato en el que se dice la mentira, podríamos darle forma a un instrumento más eficaz para su utilización en el ámbito de la psicología forense”.
La principal repercusión sería, añade, “dotar de mayor peso probatorio al testimonio de las víctimas que no padecen evidencias visibles del daño que han sufrido”. En el otro lado, afirma Quevedo Blasco, “permitiría evitar que personas que han sido denunciadas por delitos que no han cometido puedan tener un apoyo objetivo con el uso de dicho instrumento”.
Este instrumento permitiría evaluar mejor la credibilidad del testimonio, es decir, la posible simulación que pueda haber en un testimonio con el fin de objetivar los resultados, aportando mayor fiabilidad a la pericial psicológico-forense en este ámbito y ayudar, en definitiva, a la labor de jueces y magistrados para tomar las decisiones judiciales pertinentes.