Un equipo de investigadoras de la Universidad de Granada (UGR) en colaboración con científicos canadienses, ha comprobado claros indicios de cambio en los ecosistemas acuáticos de alta montaña de Sierra Nevada, que se ha acelerado como consecuencia del cambio climático y el polvo de sahariano, y cuyos efectos de prevé que se intensifiquen en las próximas décadas.
A la reducción de las precipitaciones y el incremento de las temperaturas provocadas por el cambio climático, se suma también el incremento del polvo procedente del Sáhara, a la hora de generar alteraciones en la cadena trófica de las lagunas de Sierra Nevada, según han comprobado los investigadores en su estudio.
Esos cambios se vienen produciendo en los últimos 150 años y, de acuerdo con el estudio, se produce “principalmente”, por los efectos provocados por el cambio global.
De esta forma, el aumento de la deposición de polvo sahariano, un evento que tiene su raíz en persistentes sequías de la región del Sáhara y el Sahel, actúa de forma combinada con los efectos del cambio climático, según destaca este estudio encabezado por las investigadoras del Instituto del Agua de la Universidad de Granada, Laura Jiménez y Carmen Pérez, que ha sido recientemente publicado por la prestigiosa revista Global Change Biology.
La entrada de polvo sahariano ha tenido un efecto fertilizador
La investigación detalla el efecto fertilizador en la producción primaria provocado por la entrada de polvo sahariano, enriquecido en fósforo, en las lagunas de Sierra Nevada durante las últimas décadas, así como un mayor desarrollo de ciertos cladóceros como Daphnia, especie con altos requerimientos de calcio, nutriente que también aumenta a consecuencia de la deposición de polvo sahariano.
Las lagunas de alta montaña ubicadas en Sierra Nevada, como son la Laguna de Aguas Verdes o la Laguna de Río Seco, ofrecen a las investigadoras claros indicativos de cambio global. “Principalmente, por los cambios observados en las comunidades biológicas y producción primaria que se inician a principios del siglo XX, pero que se intensifican en las últimas décadas, y que nos indican una respuesta a escala regional del clima y de la deposición de polvo sahariano”, según apunta Laura Jiménez, quien también añade que “el estudio confirma que las lagunas de alta montaña de Sierra Nevada son excelentes sistemas para reconstruir las condiciones ambientales del pasado de estos ecosistemas acuáticos en una escala de centenios”.
La falta de precipitaciones adelanta la retirada de nieve
Las investigadoras granadinas comprobaron, en líneas generales, que el aumento de la temperatura regional del aire, así como una disminución de las precipitaciones durante las últimas décadas, están generando una serie de efectos en las lagunas de alta montaña de Sierra Nevada, como un adelanto en la retirada de nieve y hielo, un aumento de la temperatura del agua o un mayor tiempo de residencia del agua, entre otros efectos.
La investigación analiza el papel de estos efectos indirectos del clima en las comunidades de cladóceros de las lagunas, favoreciendo el desarrollo de ciertas especies como Alona quadrangularis, una especie más generalista que otras más adaptadas a condiciones más extremas o ambientes más fríos como Chydorus sphaericus.
El estudio demuestra, en definitiva, cómo el cambio climático y la mayor frecuencia e intensidad de eventos de polvo sahariano sobre las lagunas están cambiando el estado trófico de las mismas y la estructura de sus comunidades biológicas, tendencia que es probable que continúe con mayor intensidad en las próximas décadas.