Un equipo de expertos en revalorización de residuos y compostaje de la Universidad de Almería, liderados por el Doctor Joaquín Moreno Casco, obtienen una colección de microorganismos capaces de degradar restos de plaguicidas y materiales lignocelulósicos -tallos, hojas y ramas de origen agrícola y/o forestal- acumular metales pesados, generar sustancias reguladoras del crecimiento vegetal y determinar nuevas especies antagonistas frente a organismos plaga de los cultivos.
Según Vargas García, “la importancia de descubrir nuevos organismos capaces de degradar los compuestos fitosanitarios residuales se debe a la gran volatilidad y solubilidad en agua que poseen estos productos. Este hecho provoca una gran contaminación ambiental, tanto a nivel de la atmósfera como del suelo, el agua y la salud humana".
Para lograr esta premisa mediante el aislamiento y selección de los microorganismos más adecuados, los científicos siembran los organismos en un medio de cultivo junto con los nutrientes básicos y, como única fuente de carbono, los compuestos fitosanitarios sobre los que se pretende actuar. A continuación, se determina la concentración inicial de estos elementos y tras varios días de incubación se mide la concentración final. De tal forma, los expertos pueden comprobar la capacidad real de los microorganismos seleccionados para transformar y, por tanto, eliminar los compuestos objeto de análisis.
Este mismo procedimiento se aplica para la selección de organismos capaces de eliminar metales pesados sustituyendo los compuestos fitosanitarios por diferentes concentraciones de los metales objeto de estudio. En el caso de las especies generadoras de sustancias capaces de regular el crecimiento vegetal, se investiga la presencia de este tipo de moléculas en medios de cultivo líquidos.
Otro de los objetivos propuestos está dirigido a la búsqueda de organismos capaces de degradar los compuestos lignocelulósicos, éstos poseen un alto contenido de materia fermentable, son renovables, abundantes y su utilización desde una perspectiva biológica compromete en menor medida el medio ambiente. Según Vargas García, "pueden considerarse, entre otras aplicaciones, una buena alternativa ante los problemas de seguridad energética, inestabilidad de precios y contaminación asociados con los combustibles derivados del petróleo, aunque es necesario continuar perfeccionando los procesos de transformación para incrementar su grado de competitividad".
Uno de los principales factores que actúa como limitante para su uso, radica en el acceso a los compuestos fermentables (pectina, hemicelulosa y celulosa), tanto por parte de los microorganismos como de las exoenzimas que intervienen en su degradación. En este sentido, el equipo del Dr. Moreno Casco pretende definir un elenco de organismos capaces de acceder a estos compuestos y potenciar la posibilidad de utilización de uno de los compuestos más abundantes y renovables de la tierra como fuente energética.