Artículo de Mercedes Ferrer. Jefa de proyectos técnicos en el Instituto Geológico y Minero de España del CSIC. Acaba de publicar el libro Megatsunamis.
Registros históricos y marcas en la tierra permiten observar cómo algunas olas alcanzaron un tamaño descomunal, de más de 100 metros. Mercedes Ferrer, investigadora del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), hace un recorrido por los megatsunamis más espectaculares de los que se tiene constancia.
Entre los fenómenos geológicos más extremos que han ocurrido en el planeta se encuentran los megatsunamis, olas gigantes que pueden llegar a alcanzar varios cientos de metros de altura al chocar contra la costa. Algunos de ellos ocurridos durante el último siglo han despertado el interés de la comunidad científica sobre sus causas, mecanismos y pautas de ocurrencia.
Cuál son los megatsunamis registrados más grandes de la historia
El mayor megatsunami registrado en la historia tuvo lugar en 1958 en la bahía de Lituya, Alaska, llegando las olas a alcanzar 525 m de altura; este remoto lugar registra el récord de haber sufrido el mayor número de megatsunamis del planeta, al menos cinco en los últimos 250 años, debido tanto a las condiciones geológicas y geomorfológicas como a la influencia de los procesos climáticos que actúan en estas zonas heladas.
Otros casos recientes destacables ocurrieron en el lago Spirit (EE.UU.) en 1980 y en el embalse de Vaiont (Italia) en 1963, este último causando más de 2.000 muertos. En los tres casos citados las descomunales olas se produjeron por el impacto de grandes deslizamientos rocosos al penetrar violentamente en masas de agua confinadas, como bahías o lagos.
Cómo se forman los megatsunamis
Además de por deslizamientos subaéreos de grandes masas rocosas, los megatsunamis pueden ser causados por deslizamientos submarinos, grandes erupciones volcánicas explosivas o impactos de asteroides, todos ellos procesos violentos que ocurren a gran velocidad.
El impacto repentino en las masas de agua origina olas gigantes que llegan a las costas cercanas en pocos segundos, alcanzando alturas enormes y penetrando kilómetros tierra adentro, arrasando todo lo que encuentran a su paso. Estos procesos geológicos a gran escala son excepcionales y muy poco frecuentes, con largos periodos de recurrencia.
Históricamente, es decir, en los últimos miles de años, no ha ocurrido en la Tierra ningún impacto de asteroide de gran volumen ni ningún deslizamiento de dimensiones gigantes (es decir, megadeslizamientos de decenas o centenares de km3), procesos que sí tuvieron lugar en épocas geológicas pasadas y dieron lugar a megatsunamis de los que se han conservado registros geológicos en diversas zonas del planeta.
Qué megatsunamis prehistóricos han provocado las olas más altas
Entre los prehistóricos, un caso muy estudiado desde hace décadas es el tsunami de Storegga, que golpeó las costas de Noruega y del mar del Norte hace unos 8.200 años, con olas de decenas de metros, causado por grandes deslizamientos submarinos en la plataforma continental noruega; su estudio comenzó por el descubrimiento de los depósitos que dejaron las olas en las costas afectadas.
También se han reconocido y estudiado los depósitos dejados por megatsunamis de cientos de metros de altura causados por grandes asteroides que golpearon las costas terrestres hace millones de años, como los casos de Chicxulub, en el golfo de México hace 65 M años, y de Chesapeake, en la costa oriental de EE.UU. hace unos 35 M años.
Pero sin duda los depósitos más espectaculares y representativos de la magnitud de estos procesos son los dejados por megatsunamis causados por grandes deslizamientos prehistóricos de flanco de islas volcánicas oceánicas, como los casos de las Canarias y las islas Hawai, donde se han preservado potentes depósitos caóticos de materiales y restos de fauna terrestre y marina a cotas por encima de los 200 m sobre el nivel del mar. Los depósitos de megatsunamis prehistóricos que aparecen en las islas de Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote representan algunos de los mejor conservados del planeta.
Cuántos megatsunamis se han documentado en épocas históricas más recientes
Ya en épocas históricas se han documentado una treintena de megatsunamis con altura de olas igual o superior a los 50 m, entre ellos una decena con olas de más de 100 m de altura. Es seguro que habrán ocurrido muchos más, pero la falta de evidencias históricas o geológicas no permite conocerlos.
Las evidencias históricas consisten en documentos que recogen testimonios, directos o indirectos, o datos sobre los megatsunamis ocurridos en el pasado en una determinada zona; por lo general, cuanto más antigua es la fuente documental, menos fiable es, y en ocasiones los datos deben ser tratados con cautela. Las evidencias geológicas son los depósitos arrastrados y dejados por las olas en las costas, cuyo análisis permite conocer la altura alcanzada, la edad y, en ocasiones, el origen del megatsunami.
Cuál es el megatsunami histórico más antiguo documentado
El megatsunami histórico más antiguo documentado ocurrió hacia el año 3.600 antes de nuestra era en Santorioni, Grecia, provocado por la gran erupción explosiva de la isla de Thera, quizás la mayor ocurrida en la historia, que acabó con la civilización Minoica. Según investigaciones recientes, las olas pudieron superar los 250 m de altura en las costas más cercanas al gran volcán.
Posteriormente, ya en el siglo XVII, en febrero de 1674, en la isla de Ambon, Indonesia, los deslizamientos de tierras provocados por un gran terremoto causaron un megatsunami con olas de más de 100 m de altura, la mayor documentada en Indonesia; el terremoto y el tsunami mataron a más de 2.300 personas, según escritos de la época. Este megatsunami ha sido el de mayor altura registrado en el país.
Hasta mediados del siglo XIX, el número de megatsunamis documentados es muy escaso, y la información disponible es incompleta e incierta, habiendo constancia solo de dos megatsunamis ocurridos en 1756, en Noruega, y 1792, en Japón; en ambos casos se midieron altura de olas entre 50 y 57 m.
A partir de 1850 el número de registros aumenta considerablemente, con 15 casos a lo largo del siglo XX y un aumento gradual del número a medida que avanza el tiempo, hasta el siglo XXI, cuando se produce una “oleada” de casos hasta alcanzar 12 megatsunamis documentados durante los últimos 23 años.
No obstante, el número, la frecuencia y la distribución de los casos documentados está condicionado por sesgos y “vacíos” espaciales y temporales, condicionados principalmente por la presencia de asentamientos humanos y la disponibilidad de registros históricos escritos. Desde 1946, hay datos científicos e información rigurosa, como trabajos y mediciones de campo, fotografías y testimonios directos que evidencian las alturas alcanzadas por las olas.
Algunos de los megatsunamis más significativos han ocurriendo en zonas glaciares, especialmente en fiordos y bahías de Alaska y Noruega, con más de un tercio de todos los megatsunamis registrados en el mundo en los últimos 125 años, principalmente durante la primera mitad del siglo XX.
Los grandes deslizamientos y avalanchas rocosas subaéreas y los deslizamientos submarinos, en ocasiones desencadenados por terremotos de gran magnitud, son la causa de la gran mayoría de los megatsunamis históricos. Mientras que los tsunamis “normales” generados por terremotos consisten en una serie de ondas de longitud y periodo extremadamente largos, que pueden viajar miles de kilómetros y alcanzar costas muy lejanas, los megatsunamis causados por deslizamientos son fenómenos locales, pero de gran magnitud e impacto en las zonas litorales próximas al origen.
El megatsunami de Santorini probablemente estuvo también originado por un gran deslizamiento de flanco del edificio volcánico como consecuencia de la erupción explosiva, al igual que sucedió en el caso del volcán Krakatoa en 1883 y, recientemente, en 2018, en el volcán Anak Krakatau, formado tras la erupción de 1883 en el mismo lugar.