La situación del observatorio astronómico de Calar Alto es “crítica”, según dijeron los trabajadores del Instituto Andaluz de Astrofísica (IAA), que ven cómo puede desaparecer un centro que es referente en producción científica en este país, y con él un modo de trabajo que ha servido para modernizar la astrofísica del sur de Europa. Matilde Fernández, investigadora y antigua directora del IAA nos da su opinión sobre la situación del observatorio.
¿En qué situación se queda Calar Alto tras los sucesivos recortes? ¿Se puede pensar en su cierre?
A día de hoy, eso es algo que por la parte de los organismos superiores no se quiere ni mencionar. Nosotros tratamos de que eso no ocurra, pero la realidad es que en el momento en que se vayan recortando servicios que se están haciendo, por lo tanto eso supondrá bajar el presupuesto, y no se pueda dar un servicio de la calidad que corresponde, y la situación del personal, que estaríamos perdiendo a científicos muy valiosos, pues evidentemente sí, puede llegar un momento en el que el observatorio no sea operable.
El presupuesto actual es de 1,6 millones, ampliable a 2,2 a través de ofrecer servicios externos, pero podemos llegar a que no se puedan llegar a ofrecer servicios externos y cortar también esa vía de financiación.
Y no solo es eso, se perdería la visibilidad que le da al observatorio; un observatorio, a parte de ser eficiente, tiene que estar produciendo una ciencia de nivel que justifique la inversión que se está realizando desde organismos públicos. Aunque el observatorio sigua trabajando, como se pueda, se hace poco atractivo a los usuarios, por la calidad de los trabajos, la eficiencia de las observaciones, cuya calidad se va a ver mermada.
La ciencia andaluza y española podrían perder un referente difícilmente recuperable.
Pues sí, la verdad es que sería muy difícilmente recuperable. El observatorio fue construido por la parte de alemana, en un principio España participaba a un veinte por ciento; pero con el tiempo la participación española ha ido creciendo; y ahora mismo a nivel de explotación, la parte científica y la parte de desarrollo de instrumentación también está al cincuenta por ciento. Y eso se ha conseguido con un esfuerzo que ha hecho escuela, tanto para la parte científica como la tecnológica.
¿Qué presupuesto sería suficiente para que Calar Alto mantuviera unos niveles aceptables?
La dirección del observatorio y el personal estimaron que el presupuesto de partida debería ser de 2,7 millones de euros. Supone un recorte con respecto a lo que se había hecho años antes. Es cierto que se pusieron en marcha una serie de medidas de ahorro, siempre tratando que el funcionamiento de los telescopios se viera afectado lo menos posible. Estaba asegurado el aprovechamiento de todas las noches y con una calidad aceptable.
De momento, la parte alemana está interesada principalmente en el espectógrafo CÁRMENES, ¿es que el resto de la instalación se ha quedado anticuada?
Tener abiertas todas las instalaciones para que funcione el telescopio de 3,5 metros, el uso de los otros telescopios puede suponer una cantidad pequeña en comparación con lo que se rentabiliza. El personal científico que viene a Calar Alto está atraído por todo el observatorio, no solo por el telescopio más grande, y focalizar toda la atención solamente en el de 3,5 metros se perdería personal cualificado y afectaría a la preparación de las observaciones, a la ejecución a las observaciones, al mantenimiento del propio instrumental.
¿La sociedad entiende que se le deban dedicar, al menos, 2,7 millones a Calar Alto?
Cuando se da este presupuesto de 2,7 millones hablamos del presupuesto global del observatorio, que está compartido entre España y Alemania, con lo cual en realidad, España aportaría algo menos de un tercio de esos fondos, unos 900.000 euros, que serían. Estaríamos hablando de una empresa de unas 45 personas, si contamos a los últimos despedidos, estaríamos hablando de una empresa donde a nivel tecnológico es muy alto y se pueden dar una serie de servicios a otras empresas. Se pueden ofrecer servicios que en muy pocos sitios se dan, y el aluminizado de lentes es un buen ejemplo de ello. Para el desarrollo de instrumentación se necesitan una serie de aparatos, a los que se dedican unos laboratorios específicos, y cuando no están al pico de trabajo, también se pueden ofrecer a externos. Hay varias líneas con las que la sociedad se beneficia. Una de ellas es la formación de profesionales muy cualificados que se acercan al campo de la astrofísica, a raíz de nuestras demandas tecnológicas, y que luego pueden aportar esa experiencia a otras empresas.
¿Y qué pueden hacer los trabajadores del IAA?
Estamos dando a conocer la situación del observatorio y advirtiendo de lo importante que es mantenerlo vivo. También estamos informando de la situación a entidades como la Sociedad Española de Astronomía. Nosotros, los que somos usuarios o estamos involucrados en Calar Alto, solo podemos quejarnos, no tenemos mucho más margen de actuación.