Septiembre es tiempo de reencuentros tras las vacaciones, en los que muchos grupos de amigos apuestan por una barbacoa aprovechando el buen tiempo que todavía hay por estas fechas. Sin embargo, hay que tener cuidado con las carnes, porque pueden contener unos parásitos capaces de desencadenar algunas enfermedades o, al menos, provocar una mala digestión.
Es cierto que las carnes que se compran en la actualidad están sometidas a un control sanitario muy estricto, pero hay ocasiones en las que la cadena de control falla; otras, simplemente una conservación inadecuada o un fallo en la preparación pueden dejar libres algunos agentes patógenos, que están en el origen de algunas contaminaciones alimentarias.
Por eso se deben seguir unas pautas muy estrictas, con el objetivo de que los parásitos que puedan vivir en la carne no pasen a nuestro organismo, con métodos sencillos, pero efectivos.
Estos son los tres parásitos de la carne que pueden arruinar tu barbacoa
Los parásitos son agentes biológicos que viven a expensas de otro ser y que tienen la potencialidad de causarle un daño. Existen aquellos que son exclusivos de un animal o una especie animal y otros que son capaces de albergarse en cualquier animal e, incluso, ser transmitidos al ser humano. La mayoría son muy resistentes y requieren de procedimientos o productos especiales para su eliminación.
1. Parásito helminto, que causa la triquinosis
El estado larvario de un parásito helminto causa la triquinosis. Este parásito se encuentra en la musculatura del cerdo, como un quiste microscópico, que no es visible a simple vista, sino que solo puede ser detectado por revisión bajo lupa.
“Esta infección parasitaria es muy poco frecuente en cerdos criados en forma industrializada y su presencia es mayor o frecuente en cerdos criados en forma artesanal o traspatio. El o la profesional médico veterinaria inspecciona a nivel de planta faenadora la musculatura en búsqueda de este parásito y si lo encuentra se adoptan los protocolos establecidos de eliminación, de manera de disminuir el riesgo de que el ser humano contraiga esta enfermedad transmitida por los alimentos – llamadas ETA”, explica Fernando Fredes, académico de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (Favet) y presidente de la Sociedad Chilena de Parasitología (SOCHIPA), quien enfatiza la importancia de conocer el origen de la carne y cocinarla a temperatura adecuada para eliminar estos agentes.
2. Tenia o lombriz solitaria
La llamada lombriz solitaria es un parásito que origina una enfermedad al consumir carne, ya sea de bovinos o porcinos. Si estos animales están expuestos al consumo de excremento humano con huevos de este parásito, desarrollarán el agente y luego lo transmitirán de regreso a las personas al consumir el producto crudo o insuficientemente cocido. Estos agentes parasitarios macroscópicos también son buscados en las plantas faenadoras, donde se sigue un protocolo establecido para su eliminación.
“En el caso de todo tipo de carnes y subproductos, esta debe estar bien cocida para disminuir aún más el riesgo de adquirir una ETA. Esto implica cocinar la carne durante 15 minutos a una temperatura de al menos 70°C al centro del producto. Si la carne tiene hueso, se debe cocer primero por ese lado y luego por el otro para eliminar los parásitos que estén cerca del material óseo”, puntualiza la Dra. Galia Ramírez, académica de Favet e investigadora del Laboratorio de Parasitología de esta unidad académica.
3. Larva del cestodo, que origina la hidatidosis
La larva del cestodo está detrás de la hidatidosis. Es una de las enfermedades parasitarias animales más comunes y se da de forma cíclica en la interfaz entre perros y animales que pastorean. Los canes consumen vísceras contaminadas, luego se eliminan huevos microscópicos en las heces que quedan en el pasto, los cuales se dispersan en el ambiente y son consumidos por vacas, cerdos, cabras o corderos en el pastoreo, adhiriéndose a músculos, hígado, pulmón o hueso en forma de quiste.
La recomendación y el llamado de atención para proteger la salud de la población es extremar medidas de higiene y desinfección de este tipo de productos frescos antes de su consumo.
Cómo prevenir enfermedades parasitarias
Una higiene estricta resulta esencial para prevenir enfermedades parasitarias. Al ser transmitidas por agentes microscópicos hay un alto riesgo de que estas sean desatendidas y que no sean consideradas en los diagnósticos.
“Síntomas como la diarrea aguda, malestar estomacal o muscular, pueden ser causadas por algún agente parasitario. Incluso la sintomatología nerviosa”, advierte el académico Fernando Fredes. Galia Ramírez, por su parte, plantea que “es fundamental practicar ciertos hábitos de prevención, como son la eliminación higiénica de las heces domiciliarias, el lavado de las manos antes de la preparación y consumo de alimentos, y después de ir al baño, consumir productos de origen animal suficientemente cocidos, la limpieza e higienización minuciosa de frutas y verduras; y la promoción de una adecuada tenencia responsable de mascotas”.