El rector de la Universidad de Almería, Carmelo Rodríguez, considera que se debe priorizar el gasto en educación superior, para alcanzar, al menos, un 1,5% del PIB. Al mismo tiempo, entiende que la estabilización de las plantillas docentes-investigadoras y la reducción del número de profesores asociados no será posible si no se aporta la financiación adecuada.
En esta entrevista opina abiertamente de la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), que entiende necesaria para modernizar la universidad, pero no en los términos en la que está planteada en el anteproyecto presentado por el Ministerio de Universidades.
- La LOSU abre la puerta a un modelo nuevo para la elección de rector/a, en el que entra en juego un comité externo a la universidad, ¿cree que supone un recorte a la autonomía universitaria? ¿
La elección del Rector o Rectora por un comité con representación externa se ha ensayado en otros países, aunque es muy difícil establecer conexiones entre los diferentes sistemas de elección y los resultados.
Al sistema le veo sobre todo dos inconvenientes: por un lado, cómo determinar la composición específica de ese comité, especialmente a lo que se refiere a la parte externa a la universidad, ya que su composición es importante, así como la transparencia y relevancia de los criterios de evaluación que se utilicen; y por otro lado, la falta de representatividad de la comunidad universitaria.
No obstante, la gobernanza de la universidad no creo que dependa del sistema de elección de Rector/a sino del equipo de gobierno que resulte, y por supuesto, de los recursos que dispongan.
En cualquier caso, la adopción del modelo de elección de Rector/a es una cuestión que debe debatir democráticamente la comunidad universitaria en su momento, evaluando los pros y contras de cada alternativa.
- Al mismo tiempo, los centros no elegirán directamente a sus decanos, sino que la figura del rector/a designará el puesto de entre las tres personas más votadas, ¿puede entenderse como una manera de ‘pacificar’ los campus y restar posibilidad de oposición?
La justificación del cambio en el sistema de elección de los Decanos o Directores de Centro no es muy clara y es difícil evaluar en qué medida puede afectar a la gobernanza de la universidad. De todos modos, no lo veo como una manera de restar posibilidades de oposición, porque la mayor parte de las decisiones de los Centros se seguirán tomando internamente de manera democrática, además el sistema de elección de los Directores de Departamento se mantiene. En definitiva, podría conllevar más coordinación y colaboración eficiente entre Decanos y equipos de gobierno.
- Se prevé que el 1% del PIB se dedique a universidades, ¿es suficiente? ¿cuál sería la cifra adecuada?
No es suficiente. Se debe priorizar el gasto en educación superior, por lo que sería necesario que rondara entre el 1,5% y 1,6% del PIB.
- También se busca la estabilización de las plantillas y la reducción de profesores asociados, ¿la financiación prevista hará posible esta iniciativa?
Con la financiación prevista seguirá existiendo el problema de estabilización de la plantilla y el objetivo de reducir el número de profesores asociados a favor de profesores a tiempo completo permanentes no será posible.
El profesorado asociado ha aumentado de forma considerable en los últimos años debido a la insuficiente cota de personal y a la infrafinanciación, lo que ha dificultado hacer frente a las necesidades docentes que actualmente tiene la universidad.
- La calidad de la enseñanza también pretende mejorarse con el sexenio docente, ¿de qué manera se incentivará a los profesores?
Si se plantea el Sexenio Docente como el sexenio de investigación actual, es un incentivo que puede funcionar, no por su repercusión económica que es muy limitada, sino como un incentivo que refuerce la motivación del profesorado para mejorar la calidad y la innovación docente, poniendo al estudiante en el centro de la actividad universitaria.
Como en cualquier incentivo, la clave para ver si funciona estará en su translación a la práctica: qué aspectos se valoran para concederlo o no.
- ¿Qué aportarán los itinerarios abiertos en los grados y los títulos duales?
Los grados abiertos dan la oportunidad al alumnado de comenzar los estudios universitarios sin decidir inmediatamente el grado que cursar. Son una buena opción para los que no tienen decidida la titulación que quieren estudiar.
Estos grados conjugan asignaturas de diferentes grados de una misma rama o incluso de ramas afines (Ciencias Sociales y Humanidades, por ejemplo). Durante los dos primeros años el estudiante puede conocer las características y los contenidos básicos de cada una de las disciplinas y en tercero ya elegir el grado por el que finalmente optar.
Por otro lado, los grados duales combinan la enseñanza teórica en las aulas con la formación práctica en empresas. El alumnado hará una parte importante de los créditos de la titulación de grado o máster en la empresa mediante contrato de prácticas remunerado, y tuteladas.
Estos títulos son esenciales para mejorar la empleabilidad de nuestros estudiantes y ajustar su formación a las demandas del mercado laboral. La UAL tiene un programa de innovación educativa de prácticas duales que en los últimos 6 años se ha ofrecido a los diferentes grados y másteres de la universidad, teniendo una gran acogida por parte de empresas y estudiantado.
- ¿Considera acertados los criterios establecidos en el real decreto de creación, reconocimiento y autorización de universidades? ¿Es una manera de defender a las públicas con respecto a las privadas?
En general, me parece muy bien intensificar los requisitos para la creación y reconocimiento de universidades, sobre todo en el ámbito de la Investigación. Cualquier universidad, tanto pública como privada, debe cumplir unos requisitos mínimos de calidad tanto en docencia como en investigación, y también en la calidad de sus servicios.
Es cierto que existen muchas universidades privadas que no los cumplen, mientras que una gran mayoría de públicas sí lo hacen, pero no se puede generalizar, porque también existen algunas privadas con una calidad excelente.
Así pues, creo que esas exigencias constituyen una apuesta acertada por la calidad del sistema universitario español en su conjunto. En este sentido, como siempre, la clave estará en los detalles de los indicadores que finalmente se consideren.