Los estudios sobre los impactos de las especies invasoras, útiles para priorizar recursos

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Una colaboración internacional liderada por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) ha demostrado que los expertos son consistentes al evaluar los impactos económicos, sanitarios, y ecológicos de las especies invasoras y, por tanto, que las evaluaciones son fiables a la hora de guiar la priorización de los recursos destinados contra las invasiones biológicas. Estas conclusiones tienen un gran impacto en la gestión de instituciones nacionales e internacionales, las cuales disponen de recursos limitados para combatir el incesante y preocupante aumento de las invasiones por especies exóticas y de los daños que causan a la sociedad y medio ambiente.

Caracol manzana, una especie invasora muy extendida en el Delta del Ebro.

Las invasiones biológicas provocan anualmente inmensas pérdidas alimentarias, contagios de enfermedades, extinciones de especies y modificaciones de los ecosistemas. Por ello, son una de las mayores problemáticas humanas presentes, y cuya relevancia aumentará de forma alarmante ante las situaciones límites a las que el cambio climático expondrá a la sociedad.

La gravedad de la situación se debe a que los recursos humanos para combatir sus consecuencias son limitados y obligan a priorizar su gestión. Y es aquí donde herramientas como las evaluaciones de impacto cobran un papel relevante. Las evaluaciones informan del impacto de las especies invasoras en distintos ámbitos como la economía, la salud y el medioambiente, y nos permiten hacer un ranking de las especies más perjudiciales.

Por ejemplo, sólo en el Ebro hay decenas de especies que causan pérdidas económicas millonarias y daños ecológicos irreparables, como el mejillón cebra que afecta a los sistemas de riego, el caracol manzana que devora los arrozales, o el cangrejo azul que está causando un declive y extinción local de muchas especies nativas. Y las evaluaciones de impacto sugieren qué especies y daños debemos priorizar. “Por esto, es crucial asegurar que los resultados de las evaluaciones no dependan de los evaluadores, así como entender qué factores afectan a las discrepancias entre expertos.”, explica Rubén Bernardo Madrid, autor principal del estudio e investigador de la Estación Biológica de Doñana – CSIC.

Uno de los aspectos relevantes de este trabajo es que ha evaluado por primera vez la consistencia de las respuestas entre evaluadores para un amplio número de especies invasores de vertebrados, invertebrados y plantas. Además, lo han hecho con múltiples protocolos enfocados en diferentes aspectos, proporcionando una visión global de la problemática. “El estudio ha demostrado que las evaluaciones son mayoritariamente consistentes y por tanto válidas para asistir en la toma de decisiones”, explica el investigador. “Estos resultados son esperanzadores ya que sugieren que estos protocolos pueden ser herramientas útiles ante las preocupantes previsiones del aumento de invasiones biológicas y de sus daños”.

Por otro lado, el estudio ha observado que las discrepancias entre las distintas evaluaciones pueden deberse a múltiples factores como el tipo de impacto o la formulación lingüística utilizada de los protocolos. Los resultados sugieren que existe margen de maniobra para mejorar las evaluaciones, pero requeriría mayor financiación para la investigación y más colaboraciones multidisciplinares entre el ámbito de la ecología y la lingüística para desarrollar protocolos menos ambiguos.

Como siempre, la medida más efectiva que existe contra las invasiones biológicas es la prevención. Pero ante la incapacidad para controlar todas las introducciones voluntarias e involuntarias, otras herramientas como las evaluaciones de impacto son clave para reducir al máximo los perjuicios que estas especies suponen para el bienestar humano y el medio ambiente. Y por tanto su constante mejora y evaluación, como en el presente trabajo, se antojan esenciales.