El hueso de la aceituna dejó de ser residuo desde que se descubrió su uso como fuente de calor, vía combustión, en calderas o chimeneas. Ahora suma el aprovechamiento para la obtención de glucosa, todavía por desarrollar comercialmente pero de interés para Andalucía, donde la producción anual de huesos asciende a 278.000 toneladas, según la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Sostenible.
El grupo de investigación ‘Ingeniería Química y Ambiental’ de la Universidad de Jaén ha desarrollado una técnica que extrae del hueso de aceituna el 83% de los azúcares que contiene, en especial glucosa, que después podrán transformarse en otros bioproductos. Entre ellos se incluyen el bioetanol, utilizable como biocombustible mezclado con la gasolina; el xilitol, un edulcorante que previene la aparición de caries dentales; o el ácido láctico, base para producción de macro moléculas.
El método se basa en un doble tratamiento. Primero, separan los componentes del hueso introduciéndolos en una solución ácida. A continuación, se rompen los enlaces químicos que los unen para obtener nuevos compuestos utilizables como base de nuevos materiales. Esta reacción en dos fases supera los procedimientos existentes que degradaban el producto. “La técnica empleada preserva la mayoría de los azúcares, con lo cual los rendimientos en los diferentes productos de origen biológico que puedan obtenerse serán mayores”, señala a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Jaén Eulogio Castro.
La investigación se fundamenta en la composición del hueso de aceituna, formado en un 80%, como el resto de la materia viva vegetal, por celulosa, hemicelulosa y lignina. La celulosa se halla formada exclusivamente por glucosa, fuertemente unida entre sí. La hemicelulosa contiene azúcares sencillos, sobre todo xilosa. El resultado final consiste en un líquido que contiene la mayor parte de la xilosa y otro con la glucosa. El proceso también genera un sólido rico en lignina, un componente no azucarado que aporta la rigidez al hueso de aceituna.
El equipo de la Universidad de Jaén realiza pruebas con las que precisar las condiciones para trabajar con cantidades de hueso mucho mayores. En este sentido, el objetivo se dirige a que los procesos ya perfilados por los expertos se integren en una biorrefinería. En ella, a partir de materias primas renovables, se obtendrían productos y energía que sustituyan a otros derivados del petróleo y de otras fuentes fósiles de energía.
El trabajo, realizado en colaboración con la Unidad de Biocombustibles del Centro de Investigaciones Energéticas, Medio Ambientales y Tecnológicas de Madrid, se enmarca en el proyecto ‘Avances hacia una biorrefinería flexible en materias primas y productos en regiones con alta densidad de biomasa agroindustrial: caso del olivar’, que finaliza ahora tras tres años de duración. El estudio ha recibido financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación a través de la Agencia Estatal de Investigación, y también mediante fondos FEDER.
El hueso de aceituna todavía ni siquiera compite con remolacha o caña en la obtención de azúcar. Pero su aprovechamiento energético es evidente. Según la Junta, y con datos de 2010, junto al hojín y al orujillo suman un potencial energético de 567.000 tep (toneladas equivalentes de petróleo) al año, el 2,6% del consumo de energía primaria de Andalucía o el abastecimiento doméstico de 900.000 personas un año.
El valor económico y energético de este material hace que quizás, en un futuro, todas las aceitunas que sirvan sean sin hueso.