Las potencias europeas tejieron la Leyenda Negra, una campaña de descrédito para socavar la moral y la imagen españolas. Un historiador de la Universidad de Murcia la califica como una de las manipulaciones de la Historia que más han perdurado y analiza cómo este bulo caló de tal manera en la España de la época que a día de hoy se mantiene vivo.
Cuesta pensar en un país que se crea los bulos que han manchado su imagen desde hace siglos y que lo han tachado como una nación atrasada, con una población poco dada al trabajo y a la innovación y con un pasado de crueldad más propio del de los peores villanos del cine. Pues ese país es España, que desde poco después del descubrimiento de América y la creación de su imperio ha tenido una visión distorsionada de sí mismo que, en parte, se mantiene hoy día.
Qué es la Leyenda Negra
Ese gran bulo es lo que los historiadores llaman la Leyenda Negra. Una de las manipulaciones más burdas, pero al mismo tiempo más exitosas, labrada por las potencias enemigas de aquel reino hispánico que en el siglo XVI extendió su cultura e influencia por todos los rincones conocidos del planeta.
La Leyenda Negra nació en Europa, pero se extendió como la pólvora por todos los territorios bajo la administración española, la Península Ibérica incluida, para minar la moral de un país que, como todos, cometió grandes errores, pero no tantos como le atribuyeron Inglaterra, Francia, Países Bajos, principalmente. Y aunque no existían, como hoy, las redes sociales que consiguen viralizar todo tipo de mensajes, el entramado de desprestigio político fue tan potente que bastaron la imprenta y el papel de las élites encargadas de difundir el mensaje, para que todo el mundo, incluidos los españoles, asumieran el relato distorsionado que interesaba a quienes en ese momento construían su propio imperio.
Esta campaña de desprestigio hacia todo lo español ha sido estudiada por el historiador y doctor en Sociología de la Universidad de Murcia, Sergio Fernández Riquelme, que la define como una de las muestras más palpables de utilización interesada de la historia como arma política.
Qué elementos contribuyeron a difundir la Leyenda Negra
En esta batalla ideológica, los elementos simbólicos jugaron un papel esencial para difundir el mensaje. “Los protestantes se dedican a destruir toda la iconografía católica, porque las iglesias eran los lugares donde no solo se impartía el culto, sino que eran los espacios educativos, donde se enseñaba tanto la religión, como los posicionamientos políticos, arte y cultura, que tuvo un punto álgido en la etapa barroca”, afirma Sergio Fernández.
La Leyenda Negra fue “un instrumento operativo” contra la Monarquía hispánica, construido por los los enemigos europeos de la España de los siglos XVI y XVII, para minar la credibilidad del imperio construido por su vecino del Sur, que hasta el descubrimiento de América no había pintado prácticamente nada en el panorama internacional y que en esa época tenía un papel de dominio internacional.
Cómo nació el movimiento que dio lugar a este gran bulo
Auspiciado por el príncipe de Orange, en los Países Bajos españoles, que abraza el calvinismo, nace un movimiento que trata de romper la unidad de estos territorios bajo el dominio de la corona española, heredados por Carlos I. Así es cómo empieza a gestarse la Leyenda Negra, “porque en estos territorios se dan cuenta de que un país que no pintaba nada en Europa desde la invasión musulmana se hace poderoso y se convierte en una potencia emergente”.
De alguna manera, esta campaña propagandística también responde a la separación entre la corriente católica y la protestante, aunque, como afirma este profesor de la Universidad de Murcia, la cuestión religiosa fue solamente una excusa para legitimar postulados que son claramente políticos.
Los reinos germánicos de entonces no estaban dispuestos a tolerar que Carlos I de España y V de Alemania reconstruyera el imperio que en su día creó Carlo Magno, y lo que se desata es una “limpieza étnica”, en la que se ve a los católicos alemanes u holandeses como invasores.
Entonces se puede entender que este mensaje tuviera predicamento en los países en que se gestó la Leyenda Negra, incluso también en los territorios que formaban parte del imperio hispánico. Lo que resulta más difícil de comprender es cómo ese mensaje caló entre la población y las élites españolas.
Cómo caló la Leyenda Negra entre los españoles
Sergio Fernández explica que la Leyenda Negra caló en España, sobre todo, en los siglos XVIII y XIX, porque existía la creencia de que se era un pueblo subdesarrollado y que la historia de España había estado llena de explotación de atraso. Sin embargo, remarca este profesor de la Universidad de Murcia, “como muestra de que esto no fue así tenemos el Siglo de Oro, en el que no solamente hubo grandes artistas de las letras y la pintura, sino que también se brilló en campos científicos, con matemáticos, filósofos, juristas, químicos… que fueron de los más destacados durante siglos: de Juan de Vitoria a Bartolomé de las Casas, Juan Luis Vives… por citar solo algunos de la gran cantidad de personalidades del ámbito del conocimiento que han pasado al olvido, en gran medida, debido a la Leyenda Negra”.
La España de los siglos XVIII y XIX no miró ni al pasado ni a América, sino que puso su foco en la Francia ilustrada, al creer que era la patria de las luces y todo lo que se había hecho con anterioridad era “oscurantismo ligado a la religión católica”. Esta concepción explica, en opinión de Sergio Fernández, que cuando los franceses llegaron con la Guerra de la Independencia, muchos de los intelectuales de la España de entonces los vieron como la liberación. “Y eso, de alguna manera también contribuyó a la caída definitiva del imperio”.
Qué papel jugaron los borbones en la difusión de la Leyenda Negra en España
La llegada de Felipe V, el primer Borbón, que hereda el imperio hispánico hizo que se allanara el terreno para que la Leyenda Negra calara entre las élites españolas, con el afrancesamiento de la corte, la cultura y la política españolas. “Al principio intentan cambiar la situación de crisis económica y militar derivada de la Guerra de los Treinta Años, pero esas tendencias castellanizadoras y centralistas son una coartada para que la élite afrancesada tome el poder y la élite se dedique a vivir de las rentas”.
La Leyenda Negra llega a nuestros días, más que nada, porque apenas hubo oposición contra ella. Bien es cierto que en el siglo XIX surgió el concepto de hispanidad, que intentó recuperar el espíritu del imperio, que era “integrador y no depredador” como las otras potencias. “Unamuno, Zacarías de Vizcarra y Ramiro de Maeztu trataron de demostrar lo que esa civilización había aportado y de ella se podían sacar lecciones positivas, para reconstruir una nación política española fragmentada y, en algunos puntos, subdesarrollada”, añade este profesor de la Universidad de Murcia. Pero fue insuficiente, porque a día de hoy, la Leyenda Negra está muy presente, especialmente en Hispanoamérica.
Uno de los ejemplos más palpables de la utilización interesada de la historia contra España lo representa hoy día López Obrador, presidente de México y perteneciente a las élites criollas, que ha puesto en valor esta visión sesgada de la herencia española, para tapar problemas de su país a los que no puede hacer frente. “Figuras como López Obrador reivindica unas culturas precolombinas con las que él no tiene nada que ver, y se trata de una estrategia también para ganarse a la población indígena”, apostilla Sergio Fernández.
La historia de España, como la de todos los países, está llena de sombras, pero también de momentos brillantes; y no hizo nada que no pusieran en práctica otros imperios europeos, que han ganado la batalla de la imagen a nivel internacional. Su fallo fue creerse el inmenso bulo labrado por sus enemigos y asumirlo como condición propia.