Las posibilidades de la biomasa agroforestal y el modelo de colonización que supusieron las Nuevas Poblaciones, son los dos temas en torno a los que giran los dos últimos cursos de verano de la Universidad de Jaén en La Carolina, que se vienen desarrollando desde el pasado lunes y que se clausuran hoy viernes.
El director del curso sobre biomasa, José Antonio La Cal, profesor asociado de Organización de Empresas en la Universidad de Jaén, ha destacado que en este sector, en los últimos años, “ha cambiado el modelo, ahora hablamos de calidad y eficiencia energética”, conceptos que, a su juicio, determinan el futuro de este sector económico.
En ese sentido, ha defendido que hay mercado para comercializar el hueso de aceituna, pero que se requiere una industria transformadora que produzca “un hueso sin pulpa ni finos, con una composición idónea para uso término doméstico, un tamaño perfecto para la combustión en calderas”. Ha explicado que ya hay empresas trabajando en esa dirección porque “no podemos vender hueso de aceituna en la almazara, a granel, húmedo, sucio, con aceite, con pulpa y con finos, no para el uso térmico, tenemos que industrializarlo, secarlo, limpiarlo, tratarlo, si queremos ser competitivos”.
Para La Cal, las subvenciones para incentivar esta industria “distorsionan la realidad, la realidad es que tenemos que ser competitivos, tenemos que tratar de competir con el gas natural, con el gasoil, tenemos que competir con la electricidad y con la industria, tenemos que profesionalizar, que industrializar la biomasa”.
Sin embargo, si entiende que puede ayudar a la instalación de las empresas soluciones como los Proyectos Clima, del Ministerio de Agricultura que incentivan que los particulares cambien su caldera de combustibles fósiles por otras de energías renovables. “Eso es lo que hay tener en cuenta, que la biomasa es una energía local que es limpia, hasta que eso no se tenga en cuenta, competir con las fósiles es mucho más difícil”, ha destacado La Cal.
Con relación al curso sobre la fundación de La Carolina, su director, el catedrático de Historia Moderna de la UJA José Miguel Delgado ha señalado que los debates están centrando buena parte de los contenidos porque los avances de los últimos 40 años permiten aplicar “nuevas metodologías con las que podemos aportar datos de una manera más original”, en la investigación sobre este modelo de colonización.
Según Delgado, el modelo seguido en Sierra Morena tuvo repercusiones posteriores pero ninguna de su envergadura. “Podemos hablar de casos concretos, de procesos, de colonias agrícolas, pero no con el impacto, no con los mecanismos arbitrados por la monarquía, no con los efectos que tuvo la fundación de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena”.
El director del curso señala que su relevancia se debe a que “abarca no solo la fundación de las ciudades, villas y aldeas, por el territorio que abarcó, por el impacto en el paisaje urbano, en el agrario y en el desarrollo de caminos, por ejemplo, con la creación de nuevas vías de comunicación o potenciar viejas rutas abandonadas”. Todo ello hace que “ese enfoque general, ese impacto que tiene aquí no tiene una comparación a posteriori en otros espacios europeos, y si los hay, hay que estudiarlos, hay que compararlos”.
Entre los aspectos que se están poniendo sobre la mesa en este curso se encuentran desde datos relacionados con las rutas, los colonos que tomaron o no posesión de las suertes, si sabían firmar o no, o el momento en que el que los cultivos originales dieron paso al olivar. “Hay muchos elementos que no se han desbrozado”, según Delgado, que permitirán abordar nuevas investigaciones sobre el proceso colonizador y “reconstruirlo de una manera menos descriptiva y más interpretativa”, empleado tecnologías y metodologías más actuales.