Una investigación de la Universidad de Murcia (UMU) concluye que son las mujeres adultas y con una formación superior, quienes tienden a emprender más socialmente, en los países desarrollados. Asimismo, destaca que el emprendimiento social varía según el desarrollo económico de los países.
La mujer de los países desarrollados “a partir de una edad está en mejor situación económica para dedicarse a otras cosas. Es entonces cuando empieza a ver que puede solucionar problemas sociales” según la coautora del artículo e investigadora de la UMU Alicia Rubio.
A través de este estudio, los investigadores pretendían crear un perfil de emprendedor social, usando las variables de género, edad y educación, con el fin de saber qué influye en la decisión de crear un modelo de empresa social u otro. Y es que, entre las empresas sociales podemos encontrarnos dos tipos, aquellas que no tienen ánimo de lucro y las que combinan el objeto social con las ganancias y son capaces de pagar salarios e incluso repartir beneficios entre sus fundadores.
Concluyeron que en los países desarrollados, la figura de la mujer en el emprendimiento social toma una mayor relevancia, ellas tienden a montar empresas sociales más cercanas a las ONG, es decir, sin ánimo de lucro; mientras, en los subdesarrollados, este tipo de iniciativas suelen combinar la práctica social y lucrativa, ya que si bien abundan los problemas sociales sólo es posible hacerles frente a través de modelos híbridos que permitan la obtención de rentas como modo de subsistir. Por tanto, gracias a estos resultados, “cuando los entes públicos traten de fomentar el emprendimiento social, que es importante porque les soluciona problemas a los que ellos no llegan, pueden saber a qué personas dirigirse y qué tipo de empresas sociales deben apoyar o favorecer”, dice la docente de la UMU.
En España “nos situamos a la cola de los países a nivel mundial, entre los desarrollados somos de los que menos emprendemos socialmente”, declara Rubio Bañón. Además, la investigadora habla de que predominan las empresas sociales no lucrativas porque “falta cultura de lo social, ya que la gente lo asocia a ONG, pero se pueden crear empresas sociales y vivir de estas iniciativas”.
Los emprendedores sociales son “aquellas personas que deciden poner en marcha una empresa que trata de resolver un problema social no atendido por las instituciones”, explica la experta.
Roles de género en emprendimiento social
La figura de la mujer es la que destaca en el emprendimiento social y sus iniciativas suelen ir ligadas a ámbitos relacionados con el cuidado, situación que viene dada por los roles de género. “Desde pequeñas les han hecho cuidar a los hijos, a los familiares, etc. Por lo que, están más preocupadas por los demás que el hombre. A ellos se les ha enfocado a otro tipo de tareas con un objetivo más claro”, aclara Alicia Rubio, quien en esta misma línea sostiene que “ellas cuando terminan estas fases de cuidados, miran a la sociedad con esos ojos de necesidades de ayudar a los demás”.
Sin embargo, esta situación cambia en los países subdesarrollados, donde las mujeres no podrán conseguir fácilmente independencia económica y seguirán en una mala situación. Además, los roles de género se acentúan y ellas serán las encargadas de las tareas del hogar y los hombres quienes busquen formas de obtener ingresos.
Estos resultados se desprenden de la publicación How Gender, Age and Education Influence the Entrepreneur’s Social Orientation: The Moderating Effect of Economic Development, realizada por los investigadores de la UMU Longinos Marín, Catalina Nicolás y Alicia Rubio.
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Leer artículo completo: https://doi.org/10.3390/su11174514