La UMA ha cerrado hoy un ciclo histórico al recibir el acta de disolución de la Asociación de Amigos de la Universidad de Málaga, el colectivo que luchó a finales de los años 60 y principios de los 70 por la creación de la institución académica.
Dicho documento, en forma de pergamino artístico enmarcado, estaba en poder del Liceo de Málaga, lugar en el que la citada asociación mantenía sus reuniones. Fue el 18 de agosto de 1985 cuando cobró forma la disolución de la Asociación, por “considerar cubierto el objetivo de su creación”, dado que la UMA fue aprobada en 1972.
En aquel momento se decidió que el cuadro quedase en custodia en el Liceo, hasta que se ofreciera a su último destinatario, cosa que hoy ha ocurrido en un acto en el que han estado presentes los protagonistas: el actual rector, José Ángel Narváez; el alcalde de la ciudad –y, en su día, último presidente accidental de la Asociación de Amigos de la Universidad-, Francisco de la Torre, y Rafael López, presidente del Liceo de Málaga.
Todos ellos han destacado lo simbólico de la ceremonia que ha reunido hoy en el Salón de los Espejos del Ayuntamiento a algunos de los miembros de la Asociación –entre ellos Andrés García Maldonado-, a dos ex rectores de la UMA –José María Smith y José María Martín Delgado-, familiares de los fundadores del colectivo ya fallecidos y el equipo de gobierno de la Universidad.
Para José Ángel Narváez, “hoy se cierra un ciclo en la historia de la Universidad”. “Recibimos el legado de aquellas personas que lucharon por la creación de nuestra institución y los homenajeamos por la labor tan generosa que demostraron al trabajar por y para ella”, ha añadido. Por su parte, el presidente del Liceo se ha mostrado muy orgulloso “por cumplir hoy con la encomienda de entregar este símbolo”, mientras que el alcalde ha recordado con emoción a su padre, el ingeniero Francisco de la Torre Acosta, impulsor de la Asociación de Amigos de la Universidad de Málaga.
De hecho, cuando la UMA se creó oficialmente, en 1972, el primer regidor era presidente de la Diputación Provincial y había sustituido a su progenitor al frente de la Asociación cuando éste falleció. También figuraba entre sus creadores Miguel Such, padre del director de los Servicios jurídicos de la UMA –Javier Such– y del jefe de Cirugía Cardiovascular del Hospital Clínico y profesor de la Universidad, Miguel Such. Andrés García Maldonado actuó como historiador de aquellos tiempos.
Fueron años convulsos para Málaga los del final de la década de los sesenta. El pistoletazo de salida a las reivindicaciones lo provocó el Consejo de Ministros de 1968 en el que, entre otras, se acordó la creación de las universidades de Bilbao y las Autónomas de Madrid y Barcelona.
Málaga no tuvo suerte en esa ocasión y se movilizó. Una ciudad con más de 300.000 habitantes no podía estar sin educación superior y la forma de demandarla fue saliendo a la calle , de la mano de la Asociación de Amigos de la Universidad de Málaga. Se organizaron concentraciones ante el Gobierno Civil o manifestaciones con pancartas reivindicativas. Hasta que en 1972 llegó el decreto gubernamental que aprobaba la institución académica. Trece años después se disolvió la Asociación y, 46 años más tarde, el acta colgará en un lugar de honor de la Universidad de Málaga.