El proyecto CAI UMA “Calidad del aire interior en edificios UMA”, financiado por el I Plan Propio de Smart Campus, ha dado sus primeros pasos ayer en cuatro edificios de la Universidad de Málaga con la instalación de detectores de radón en las aulas docentes de mayor aforo. Los primeros centros en contar con estos dispositivos son la Facultad de Medicina, la E.T.S. de Ingeniería de Telecomunicación, la Escuela de Ingenierías Industriales y la Facultad de Ciencias de la Salud.
Gracias a este proyecto, alineado con las acciones del Vicerrectorado de Smart Campus enmarcadas en el pilar de “Salud y Bienestar” y con el plan de objetivos y metas ambientales, la UMA ha adquirido 40 detectores pasivos de medición de radón, que complementarán la información de 5 detectores activos Alpha E, aportados por el laboratorio de Protección Radiológica del CIMES, el cual participa en el desarrollo de una tesis doctoral en este campo, y un detector de partículas, que van a completar el diagnóstico que se realice de cada lugar estudiado.
Estas medidas están alineadas con lo recogido en la Directiva 2013/59/EURATOM sobre Protección Sanitaria contra las Radiaciones Ionizantes, donde se especifica la necesidad de realizar medidas de radón en los lugares de trabajo.
El equipo de CAI UMA se encuentra actualmente en el proceso de identificación y medición de los parámetros que describen una calidad de aire interior, entre ellos, temperatura, humedad relativa, nivel de CO, nivel de CO2, Radón y partículas en suspensión. El equipo humano investigador está compuesto por profesionales de una larga trayectoria profesional en el campo de la Salud.
Este proyecto convertirá a la Universidad de Málaga en unas de las primeras universidades españolas en incorporar mediciones de radón en un estudio de calidad de aire interior. El Radón (Rn-222) constituye una preocupación para las autoridades sanitarias y de salud pública por dos motivos fundamentales: el primero de ellos es que la Agencia Internacional para la investigación del cáncer lo ha clasificado como cancerígeno de primer nivel, el segundo de ellos es que la población expuesta no se limita solo al ámbito laboral sino que se extiende al ámbito poblacional al depender su concentración en el aire de factores como la localización geográfica y la acumulación en ciertos tipos de edificios.
Tras la toma de datos realizada y el estudio de estos parámetros, en la fase de evaluación se podrá realizar un diagnóstico de cómo se encuentra la calidad del aire interior en los edificios UMA elegidos. Los criterios de valoración en su mayoría son normativas vigentes, además de normas y reglamentos de referencia internacionales.
Según las conclusiones obtenidas, se determinarán las medidas preventivas necesarias para mejorar las condiciones ambientales en el interior de los edificios. Se priorizarán y concretarán medidas como revisiones de mantenimiento periódicas de instalaciones, la importancia de la ventilación, control específico de contaminantes y acciones de sensibilización ambiental, entre otras.