La Facultad de Derecho ha acogido el inicio del curso “La aplicación de los perros policía en el ámbito jurídico y policial”, una formación organizada por la Fundación General de la Universidad de Málaga (FGUMA) que busca ofrecer un enfoque integral sobre el uso de estos animales en la seguridad y la criminología.

Su objetivo es dotar a las personas participantes de los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para comprender el papel de los perros en la prevención, detección e intervención en delitos y situaciones de riesgo para la sociedad.
El curso está estructurado en cinco módulos distintos que abarcan desde el adiestramiento canino hasta su presencia en procesos judiciales. De esta manera, entre los temas que se tratarán se encuentran la odorología forense, el marco jurídico del uso de perros en investigaciones criminales, el papel de estos animales en la detección de estupefacientes y restos biológicos, o el análisis de casos reales en los que su intervención ha sido decisiva.
Odorología forense: la ciencia del olor
La primera sesión, celebrada este jueves, ha estado dedicada a la odorología forense, la ciencia del olor, que juega un papel clave en la labor de detección de los animales. «Normalmente sabemos que los perros huelen y huelen bien, pero es fundamental investigar científicamente para determinar que realmente están detectando lo que creemos», ha explicado José Manuel Ríos, profesor de Derecho Pena de la Universidad de Granada y Coordinador de la Unidad de Investigación Cinológica en Ciencias Criminales. En este sentido, ha resaltado la importancia de contar con una base científica que permita validar los hallazgos de los perros en procesos judiciales y evitar que puedan ser desestimados por falta de rigor técnico.
A pesar del riguroso entrenamiento que reciben, los perros que participan en las investigaciones universitarias no son considerados perros policía oficiales. «El adiestramiento para tener un perro policía lo hacen las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, no hay un título reconocido sino es de la policía estatal.
Nosotros trabajamos con perros universitarios, que desarrollan su labor en los laboratorios de la Universidad de Granada, pero que no están habilitados para hacer servicio policial», ha aclarado el ponente.
En el caso de la odorología forense, se trata de una disciplina emergente en la que algunos países ya han comenzado a trabajar y que se está investigando para su posible implementación en España. «Estamos en fase de investigación, llevamos varios años publicando artículos y buscamos proyectos universitarios para seguir avanzando tanto a nivel científico como jurídico», han concluido Ríos.
Entrenamiento y selección de perros para labores policiales
Otro de los aspectos fundamentales de esta actividad es el entrenamiento y selección de los perros para las labores policiales. Daniel Sainz Almayor, adiestrador participante en el programa, ha desgranado este proceso. «Para detección necesitamos un perro con un alto nivel de instinto lúdico, que tenga un fuerte impulso de caza y presa. Todo se trabaja a través del juego. El perro asocia su juguete con un sistema de detección de punto a punto y, posteriormente, con los olores que debe identificar».
La formación de un perro de trabajo requiere una cuidadosa selección desde cachorro. «Aproximadamente al año y medio o dos años, el perro ya puede estar listo para desempeñar su función de trabajo», ha detallado el adiestrador. Como parte práctica, Sainz ha hecho una demostración en vivo durante la cita con uno de sus perros, para enseñar al alumnado cómo se manejan estos animales en una escena del crimen.
La agenda de esta formación se retomará el próximo 18 de marzo con el módulo dedicado a la obediencia canina. Posteriormente, ya en abril y mayo, se llevarán a cabo las temáticas que abordarán los perros de seguridad y los perros viogén (protección a mujeres víctimas de violencia de género). La matrícula continúa abierta a través de la página web de la FGUMA.