Un equipo científico del Departamento de Botánica y Fisiología Vegetal de la Universidad de Málaga lidera un estudio internacional, en el que participa una veintena de investigadores de instituciones de todo el mundo, que analiza los hábitos adquiridos durante la pandemia, la percepción de la ciudadanía de estos cambios y sus efectos medioambientales e implicaciones políticas.
La investigación, recientemente publicada en la revista ‘Environmental Impact Assesment Review’, también ha prestado especial atención a la detección de una posible relación entre estos nuevos hábitos y variables sociodemográficas tales como la edad, el género o el país de procedencia.
La investigadora de la UMA Noelia Hidalgo Triana, una de las autoras principales de este trabajo, alude a las numerosas iniciativas promovidas por organizaciones e instituciones gubernamentales desde el año 2000, así como al impacto que la pandemia ha tenido sobre ellas. “Las agendas sostenibles, modelos de transición ecológica basada economía circular o los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre otros, han intentado poner freno a los grandes impactos que el ser humano genera en su día a día. Sin embargo, la pandemia ha reducido todos estos programas en mayor o menor medida, dependiendo de los países y de sus ciudadanos, haciendo que nos olvidemos de este tan necesario cambio. Además, la COVID-19 ha cambiado nuestras vidas y, con ellas, nuestros hábitos”, afirma.
Más de 2000 encuestas realizadas en 37 países
Este estudio partió de un análisis DAFO que contempló las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades generadas alrededor de la pandemia. En base al análisis, se identificaron seis grupos de variables de comportamiento y se diseñó una encuesta en línea con preguntas específicas para cada grupo, traducida al inglés, francés y portugués y cuyo principal objetivo consistía en evaluar los nuevos hábitos de vida en torno a estas variables sociodemográficas: edad, país, género, maternidad/paternidad, áreas de conocimiento y situación laboral.
Las encuestas, conformadas por 34 preguntas con diferentes estructuras, fueron respondidas de manera online, entre febrero y septiembre de 2021, por más de 2000 mayores de 18 años de 37 países. Las personas encuestadas recibieron la invitación a participar en el estudio a través de organizaciones profesionales, redes académicas, listas de distribución o redes sociales.
La investigación recoge el requisito esencial de incluir, al menos, datos de los países europeos más afectados por la pandemia (European Centre for Disease Prevention and Control; John Hopkins University): Francia, Alemania, Grecia, Irlanda, Italia, Portugal, Eslovaquia y España. Asimismo, estos países se complementaron con India y México, con una gran densidad de población y que, en consecuencia, resultaron muy afectados por la pandemia.
Percepción positiva ciudadana
Los resultados de la investigación contemplan la intensidad de cambios en torno a tres variables diferenciadas: viajes en avión, hábitos de consumo y visitas a espacios naturales.
“Es sorprendente que la ciudadanía piense que la pandemia ha beneficiado al medio ambiente, resultado muy señalado por los españoles encuestados, ya que este beneficio solo ha sido a muy corto plazo, mientras se dieron las condiciones de restricciones de movilidad” apunta Hidalgo Triana. No obstante, a pesar de esta percepción positiva, “la mayor producción de residuos derivados de la situación sanitaria o el mayor uso del comercio online emergen como nuevas debilidades que la ciudadanía y los gobiernos deberían tener en cuenta”, enfatiza la científica de la UMA.
Por otro lado, el vínculo entre cambios de hábitos y variables sociodemográficas también es reseñable, puesto que, según destaca la investigadora, la edad y el país de residencia fueron las variables sociodemográficas que mostraron una mayor influencia en las respuestas. “Por ejemplo, hemos detectado que los jóvenes y países como España y Portugal han realizado una gran cantidad de test COVID-19. La edad y el país también influyeron mucho en el tipo de mascarilla (reusable frente a lavable)”, explica.
Mayores residuos médicos
Además de los residuos médicos y quirúrgicos (mascarillas o test Covid-19), la investigación subraya un cambio en los hábitos de compra, con un gran auge del comercio online, el cual pone en peligro el equilibrio de la economía local y genera mayor cantidad de residuos. Por su parte, con respecto a la movilidad, no se hallan cambios significativos en cuanto al modo de transporte, ya que la mayoría de los encuestados sigue haciendo un elevado uso del transporte privadoy muy pocos siguen practicandoel teletrabajo, a pesar de la “ventaja que este supone para el medio ambiente al reducirse los desplazamientos y, con ello, las emisiones de gases contaminantes”.
Implicación gubernamental hacia sistemas más sostenibles
Aunque las conclusiones del estudio apuntan a la repercusión negativa que tendrá en el medio ambiente la adquisición de estos nuevos hábitos, también se destacan las percepciones emergentes sobre el entorno, que representan una ventana de oportunidad para reforzar las políticas de protección ambiental, aumentar los patrones de trabajo remoto o dar respuesta la emergencia de nuevos empleos.
“La ciudadanía piensa que es necesariopriorizar y reforzar empleos sostenibles junto con hábitos más sostenibles para mejorar el medio ambiente en general. Esta respuesta plantea una gran oportunidad y reto para los gobiernos, para mejorar y promover políticas ambientales que hagan de sus ciudades unos ecosistemas más sostenibles”, concluye la investigadora.