La UGR aplicará conceptos de neurociencia para mejorar la salud mental de su alumnado

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La Universidad de Granada ha desarrollado el proyecto de innovación docente BRAINBOOST, que aplica conceptos de neurociencia y mejora del proceso enseñanza-aprendizaje y salud mental de los universitarios.

Investigadores de la UGR participantes en el proyecto BRAINBOOST.

El responsable de este proyecto es el catedrático del Departamento de Fisiología de la Facultad de Farmacia, Javier Díaz Castro, que afirma que “el cerebro se modifica anatómica, fisiológica y químicamente de manera continua, como resultado de la interacción con otros seres y con el entorno, como consecuencia de las experiencias y los pensamientos generados en el proceso. Concretamente, en el caso del proceso de enseñanza-aprendizaje, este cambio en los circuitos cerebrales es dirigido, intencionado, positivo y duradero. Todos los actores implicados en el ámbito académico (docentes y estudiantes) deberíamos conocer y manejar algunos conceptos de neurociencia básicos que condicionan en gran medida la calidad y capacidad de aprendizaje”.

Según señala Javier Díaz Castro “desde la pandemia, la salud mental, interés y motivación de los estudiantes está en riesgo debido a las dificultades actuales y decidimos prestarles atención. Sin motivación no hay aprendizaje de calidad, por tanto, nos planteamos volver a incrementar el interés y motivación de los estudiantes, para poder mejorar el proceso de aprendizaje y centrarnos en la consecución de habilidades con la mejor disposición posible”.

En el trabajo se explica que en el periodo universitario se producen cambios neuroquímicos en el cerebro que afectan a la conciencia, el lenguaje, el pensamiento, las relaciones sociales, la percepción, la atención, la memoria, el juicio y la inteligencia. Todos los cambios fisiológicos, emocionales, académicos o familiares, son una experiencia que afecta de forma significativa al joven universitario, haciéndolos particularmente vulnerables y sensibles a lo positivo y saludable y a lo tóxico y perjudicial para su salud, ya que se enfrenta a una serie de desafíos sociales y personales que pueden afectar su bienestar mental y desempeño académico. La protección de la salud mental y el desarrollo del potencial cognitivo y emocional de los universitarios es fundamental para conseguir un rendimiento académico, social y personal óptimo.

En el contexto académico actual, los desafíos del estrés emocional se pueden medir a través del desgaste académico o burnout, una variable utilizada para evaluar el bienestar psicológico relacionado con los estudios de Grado. Este burnout se produce como consecuencia y respuesta al estrés ligado a las presiones y exigencias de la actividad académica que pueden afectar el desarrollo, compromiso y satisfacción de los estudiantes con su formación y vida académica, además de su salud psicosocial. La Universidad es donde se forjan las trayectorias y se dan las herramientas para que todo el potencial de los estudiantes se convierta en vocación y servicio social. Por tanto, debe convertirse en un lugar donde se pueda aprender sobre salud mental y bienestar emocional, para conseguir mejores profesionales.

Qué conceptos de neurociencia aplica BRAINBOOST

El proyecto de innovación docente “BRAINBOOST: neurociencia, hábitos de vida e inteligencia emocional aplicadas a la docencia para la mejora del proceso enseñanza-aprendizaje” ha aplicado diversos conceptos neurocientíficos que incluyen bases fisiológicas de la neuroeducación, habilidades emocionales, hábitos neurosaludables y estrategias de gestión del estrés a estudiantes, de los Grados de Farmacia, Nutrición Humana y Dietética y Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Granada, que han participado de manera voluntaria, en esta experiencia.

“Al igual que se fomenta el cuidado de la salud física, con este proyecto pretendemos que la Universidad sea un lugar seguro emocionalmente, saludable e inclusivo donde se pueda aprender cómo reforzar el bienestar físico, mental y emocional”, señala el coordinador del mismo, Javier Díaz Castro, catedrático del Departamento de Fisiología, Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada.

Se establecieron dos períodos temporales: la línea base (antes de impartir los conceptos en forma de talleres) y tras aplicar los conceptos de neurociencia. Se realizaron cuestionarios que contenían las dimensiones de desgaste académico (burnout), compromiso académico con los estudios y calidad de vida antes y después de las intervenciones con los talleres con los conceptos de neurociencia.

Los resultados mostraron que el 62.8% de los estudiantes presentaba desgaste académico (distribuido en niveles alto y medio alto) antes de la intervención con los talleres, lo que sugiere que los estudiantes experimentan la sensación de no ser capaces de lograr un buen desempeño académico. Con respecto a la calidad de vida, se evaluaron 4 dimensiones: salud física, salud psicológica, relaciones sociales, ambiente, variables que mejoraron en el 59.8% de los estudiantes tras estudiar los conceptos de neurociencia.

Después de los talleres de IE, solo el 29.9 % presentó desgaste académico, revelando la mejora del proceso cognitivo inducida por los talleres. La cognición y la emoción son dos aspectos sinérgicos y vinculados. Las situaciones estresantes, tienen un efecto negativo en el compromiso académico y el burnout (síndrome de desgaste profesional o síndrome de estar quemado) de los estudiantes. “De hecho, el interés y motivación que presenta un estudiante por adquirir ciertos conocimientos son los que condicionan su adquisición. Por lo tanto, podemos afirmar que nuestros estudiantes mejoraron su compromiso y redujeron su burnout una vez que conocieron varios conceptos relacionados con la neurociencia. Conocer esta relación entre razón y emoción”, se señala en el trabajo.