Un total de 70 expertos han analizado estos días en la sede de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en Parma las prácticas actuales de recopilación de datos del jabalí, las reglas de validación, así como las metodologías para calcular su abundancia y distribución. Se trata de una acción que ha sido coordinada por el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y que pretende acordar entre los países participantes qué datos son necesarios para desarrollar mapas de abundancia; cómo armonizar los métodos de cálculo de su abundancia entre los países; y cómo mejorar la recogida de estos datos.
El IREC de la UCLM es coordinador del proyecto ENETWILD un consorcio de 15 grupos de 9 países europeos liderado por los investigadores Joaquín Vicente Baños (UCLM) y Ramón SoriguerEscofet- y tiene como objetivo recopilar información sobre la distribución geográfica y abundancia de fauna silvestre con potencial para mantener y transmitir diferentes patógenos.
En el caso concreto de este encuentro, en la sede de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), se desarrollaron talleres de discusión en los que 70 expertos analizaron, desde el punto de vista de la ecología, la gestión y la epidemiología, las prácticas actuales de recopilación de datos del jabalí, las reglas de validación, así como las metodologías para calcular la abundancia y distribución de la especie.
En estas jornadas se acordó la necesidad de recopilar datos de su distribución y abundancia obtenida de diferentes fuentes (administraciones, cazadores, gestores, naturalistas, investigadores…). Para lograrlo, han incidido en trabajar de forma armonizada con el fin de que toda esta información sea comparable y se pueda utilizar a nivel europeo, siendo fundamental aprovechar la información sobre las bolsas de caza (número de animales cazados, esfuerzo de caza realizado sobre una determinada superficie). Este estudio abre brecha,de manera que los esquemas de trabajo que se desarrollen para el jabalí en los próximos años podrán ser aplicados a otras especies silvestres, ya sean cinegéticas o no.
A pesar de la complejidad de generar y trabajar con datos de una forma armonizada y estandarizada a nivel europeo, los expertos han mostrado un enfoque muy práctico para responder a problemas específicos. Las aportaciones se verán reflejadas en un plan de actividades (http://www.enetwild.com/2018/02/01/enetwild-workshops-conclusions-2018/) a corto plazo (entre febrero y junio de 2018) y con perspectivas intermedias (durante 2019).
Hay que recordar que EFSA, organismo que financia el proyecto ENETWILD, aborda el análisis de riesgos relacionados con la seguridad alimentaria a nivel europeo. Este proyecto ha sido considerado de gran importancia y urgencia por EFSA debido a la preocupación por el avance de la peste porcina africana desde el este de Europa, enfermedad de elevada repercusión en el mundo ganadero. Esta preocupación surge por el hecho de carecer en Europa de los sistemas adecuados para monitorizar la distribución y densidad de las especies silvestres, y por lo tanto, para poder realizar una adecuada evaluación de riesgos. No en vano, muchos países y organizaciones europeas recopilan datos espaciales sobre la distribución y abundancia de la fauna silvestre, pero cada uno con sus propias características específicas con respecto a la metodología utilizada, el tipo de datos adquiridos, el repositorio implementado y su accesibilidad. Mediante la coordinación de ENETWIKD, el IREC se sitúa en una posición privilegiada en el campo de la monitorización de la fauna silvestre en Europa, entendida ésta como un concepto amplio que abarca la sanidad y los parámetros poblacionales de estas especies
Por último, señalar que durante este mes de febrero ENETWILD distribuirá un cuestionario entre los diferentes organismos nacionales e internacionales sobre cómo recolectan estos datos en los diferentes países o regiones de Europa. Este paso es fundamental para estandarizar la forma en la que los datos son recolectados en Europa. Asimismo, se identificará dónde se encuentran las estadísticas de caza aún de forma desagregada (a la mayor resolución espacial) para, mediante un acuerdo de compartición de datos, ser recolectados en una siguiente fase.