La revista Centum de la UMU dedica un número monográfico a las figuras de Laureano Sánchez Gallego y Manuel Pérez Xambó, dos prestigiosos catedráticos de los años 30, que ocuparon el rectorado de la Universidad de Murcia en unos tiempos tan convulsos como los de la Guerra Civil, y en los que una parte considerable de las instalaciones de la institución fueron dedicadas a hospital de sangre de las Brigadas Internacionales.
Entre julio de 1936 y marzo de 1939 dirigieron los destinos de la Universidad de Murcia, y a pesar de estar cerrada a los cursos académicos habituales a causa de la contienda, se las ingeniaron para ofrecer a los murcianos diversas actividades de extensión universitaria, crear el Bachillerato Abreviado de Obreros y auspiciar las Milicias de la Cultura, con las que se pretendía luchar contra la alta tasa de analfabetismo formando a los combatientes.
El salmantino Laureano Sánchez Gallego, hijo de una familia de jornaleros agrícolas y agricultor como ellos, estudió en un seminario impulsado por el cura de su pueblo, que supo ver las enormes cualidades que atesoraba. Tras sacar el número uno en las oposiciones a maestro de escuela a comienzos del siglo XX, cursó el bachiller con 32 años, teniendo a partir de entonces una carrera meteórica: licenciado en Derecho, Doctor y Catedrático de Derecho en siete años (1917), y posteriormente un “cursus honorum” en la Universidad de Murcia, donde ocupó los cargos de decano, secretario de la Facultad de Derecho y vicerrector entre 1917 y 1932 y rector entre octubre de 1936 y noviembre de 1937, sustituyendo al hasta entonces rector José Loustau.
Tras la llegada de las tropas franquistas se exilió en México, donde aún hoy su tumba en Tijuana se llena de flores el Día del Maestro.
El segundo de los rectores republicanos fue Manuel Pérez Xambó, miembro de la alta sociedad murciana, experto luchador de esgrima y hábil orador. Fue catedrático de Derecho, y entre noviembre de 1937 y marzo de 1939 fue rector comisario de la Universidad de Murcia.
Fue sometido a juicio sumarísimo en 1939 y sólo se salvó de la pena capital por el hecho de haber escondido durante meses en su casa al que fuera más tarde rector de la Universidad de Murcia, y posteriormente arzobispo de Astorga, Jesús Mérida Pérez. En el juicio se le acusó de haber sido rector de la Universidad durante la guerra. Su defensa: que lo había sido porque era el único profesor que quedaba en ella.
El impulsor de este número ha sido el catedrático de Historia Contemporánea de la UMU Pedro María Egea Bruno, que ha investigado en la documentación histórica para sacar a la luz esta historia prácticamente desconocida, que supone llenar un hueco en la historia de los rectores de la universidad murciana.
Completan el número un prólogo del rector José Luján, otro sobre Loustau en el período republicano, un artículo sobre el hospital universitario de las Brigadas Internacionales, un escrito sobre las mujeres antifascistas en Murcia, y otro sobre el comienzo del curso 1939-1940.
La revista será presentada el próximo día 1 de abril en la sala Mariano Baquero de la Facultad de Letras (Campus de la Merced), a las 19 horas, en un acto que estará presidido por el rector José Luján y en el que participarán Pascual Vera y Ana Martín Luque, director y coordinadora de la revista respectivamente, así como los catedráticos de la UMU Pedro Mª Egea Bruno y Alberto Requena, y la profesora Magdalena Carrillo Caballero, autores de los artículos que integran la publicación.