
Artículo de
Jorge Chauca
Área de Didáctica de las Ciencias Sociales. Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga.

Los lazos fraternales entre España e Irlanda son históricos, y no solo de vetusta tradición sino también de renovada actualidad. La presencia de irlandeses en Málaga es relevante y nos insta a prestar la debida atención a este colectivo desde una comprensión mutua. La Universidad cumple una función social, además de académica. La transferencia del conocimiento y la divulgación de su investigación y formación son claves para su éxito.
Los historiadores somos depositarios del pasado, pero la sociedad es su propietaria y a ella nos debemos, máxime desde una Facultad de Ciencias de la Educación. Tras un par de meses de intenso trabajo, concluye con éxito el Seminario “Irlanda, España e Hispanoamérica en sus relaciones históricas”, curso encuadrado en la oferta formativa del Aula +55 de la Universidad malacitana.
Su cierre contó con la presencia en valioso diálogo y con la música gaélica en directo de Simon Taylor, una autoridad en su campo de dilatada y meritoria carrera ligada a la difusión de la música española e iberoamericana. Además de las aulas universitarias de La Térmica, el irlandés deleitó al numeroso público asistente a dos conciertos de guitarra clásica en la Sociedad Económica de Amigos del País-Casa América Málaga, siempre generoso hogar de todos los malagueños con su noble zaguán abierto a la cultura. Su amor a España e Hispanoamérica hizo el resto. El Círculo Cultural Irlandés de Málaga y el Círculo Malagueño de la Guitarra participaron igualmente en este esfuerzo mancomunado por acercar a sendos países mediante lazos culturales y de afecto.

Y como colofón final, José Antonio Sierra, promotor y mecenas del premio internacional de investigación España-Irlanda del Aula María Zambrano de Estudios Transatlánticos-Centro de Estudios Iberoamericanos y Transatlánticos, impartió una lección magistral en la última clase de la asignatura acerca de la gestión cultural hispana en Dublín.
Treinta y cuatro años de residencia en la vieja Hibernia lo erigen como un cualificado conocedor y actor de primera mano de las relaciones culturales entre ambos países. Incluida en dicha labor la génesis del Instituto Cultural Español e Instituto Cervantes dublinés. El primero data de 1971 y se adscribió al segundo en 1991, promoviendo los estudios españoles e iberoamericanos desde una visión amplia del hispanismo.