Hay una veintena exacta de aspirantes, todos de alto nivel, y de ahí el prestigio que se otorga con solo estar en la nominación. Entre ellos se encuentra el Proyecto Útica, liderado por la Universidad de Almería, cuyas aportaciones durante diez años de trabajo de investigación previa y sobre el terreno han venido a confirmar el gran interés de esta ciudad, fundada por los fenicios en el año 1101 a. C. En ese sentido, desde la organización del II Premio Nacional de Arqueología y Paleontología se reconoce que “los resultados obtenidos son de una gran relevancia mundial en el campo de los estudios fenicio-púnicos”, y ese ha sido el argumento tenido en cuenta desde la Fundación Palarq para hacerlo candidato. Dotado con 80.000 €, será fallado por un jurado internacional formado por personalidades relevantes y de reconocido prestigio en los ámbitos científico y cultural. Cabe matizar que este galardón nació en 2018, que tiene carácter bienal y que es el primero que se concede desde la iniciativa privada.
El catedrático José Luis López Castro encabeza un reputado grupo de arqueólogos que proceden no solo de la UAL, sino de otras cinco universidades más, tres andaluzas, las de Sevilla, Málaga y Granada, y dos madrileñas, la Complutense y la Autónoma. Ya hace diez años que se está desarrollando un proceso que comprende la investigación, la valorización y la musealización final de los restos en los que se sigue excavando. La ciudad de Útica, en Túnez, está considerada como la más antigua conocida del norte de África, una conclusión primordial a la que se ha llegado tras el avance realizado gracias a un acuerdo de colaboración con el Instituto Nacional de Patrimonio tunecino. No obstante, se trata de un proyecto de mayor envergadura, si cabe, al contar con la financiación del programa de excavaciones arqueológicas en el exterior del Ministerio de Cultura y la propia Fundación Palarq.
López Castro ha valorado la nominación de manera muy positiva, “para mí y para los demás miembros del proyecto es una gran satisfacción y un privilegio concurrir a este premio”, textualmente, y ha añadido que todos están “muy agradecidos también a la Fundación Palarq porque además cofinancia las investigaciones”. Mención especial ha tenido para su codirector en el trabajo, el doctor Imed Ben Jerbania, desde el referido Instituto Nacional de Patrimonio, sin olvidarse de la larga serie de especialistas de otros centros de investigación y de la Universidad de Túnez. Hablando con sinceridad, ha considerado que “Útica tiene opciones de ganar el Premio Nacional de Arqueología y Paleontología”, pero, a su vez, ya se siente galardonado: “Si no nos lo dan, no va a pasar nada, porque ya tenemos con la nominación un pequeño reconocimiento a tantos años de trabajo en un proyecto que, y es lo más importante, está dando unos resultados extraordinarios desde el punto de vista histórico y arqueológico para el conocimiento de la sociedad fenicia en el primer milenio antes de Cristo”.
En esa línea ha insistido en que “tiene como objetivo la investigación de un milenio de presencia fenicia, en la colonia fenicia más antigua de África”, y yendo como van los avances logrados “la satisfacción real es poder concluir el proyecto, pasando por la fase de conservación de los restos arqueológicos y que puedan ser visitados”. El valor de los hallazgos está más que justificado, puesto que se ha constatado “con una serie de dataciones de carbono-14 un inicio temprano de la Edad del Hierro en el Mediterráneo central y occidental, y una presencia más antigua de la que se prensaba”.
En el texto de su inclusión entre los aspirantes al premio se lee que “las campañas de excavaciones efectuadas confirman la excepcional importancia de Útica para la comprensión de los inicios de la colonización fenicia en Occidente, además de efectuar una aportación fundamental al debate de los inicios de la Edad de Hierro en el Mediterráneo”. Añade que “entre los resultados obtenidos hasta la fecha se revela la excepcionalidad de sus templos, únicos en el Mediterráneo Occidental”.
Todo ello encaja perfectamente en el espíritu del Premio Nacional de Arqueología y Paleontología, que es el del “reconocimiento a la excelencia y la originalidad de proyectos arqueológicos y paleontológicos dirigidos por equipos de investigación españoles”, más si cabe si se tiene en cuenta que la Fundación Palarq, entidad privada y sin ánimo de lucro, apoya especialmente misiones en estos campos realizadas fuera de Europa, como es el caso del equipo liderado por la Universidad de Almería.
Hay mucho más por hacer, tal y como puede entenderse ante tan importante yacimiento, pero está en buenas manos. Así se puede valorar cuando este catedrático de la UAL avanza en la explicación de los resultados, describiendo con detalle una ciudad que ya puede ser imaginada en todo su esplendor: “Estamos excavando en un área urbana, vemos cómo evoluciona de industrial a urbana consolidada, con sus calles y trazado octogonal, estructurada, conservadas porque las construcciones romanas posteriores no las destruyeron”.
Como mayores joyas encontradas, “dos templos fenicios superpuestos, del siglo VII a. C. uno y del siglo IV a. C. el otro, dos de los pocos ejemplos de tempos monumentales, que fueron después desmantelados y reutilizados sus materiales, pero conservados todo lo suficiente para reconstruir la planta”. En definitiva, este estudio y la futura musealización del enclave “supondrán hitos de gran proyección científica y cultural” y, además, “permitirán comprender mejor las causas de la colonización fenicia temprana en el Mar Mediterráneo, reconstruir sus redes comerciales, el paleopaisaje y las formas de subsistencia”.
Los secretos que esconde la ciudad más antigua de África, la Útica fenicia, van siendo cada vez menos, desvelando a la par que se conocen una serie de conocimientos que están siendo de gran relevancia para el futuro de los estudios fenicio-púnicos, sin olvidar el esplendor romano posterior del recinto estudiado, capital de provincia tras la caída de Cartago y hasta entonces compartiendo importancia con ella.