La evolución de los costaleros, de las ruedas al costal

¿Quiénes se encarban de transportar los pasos en los momentos iniciales de la Semana Santa? Cada año se ve como algo normal que los cofrades se afanen por transportar las imágenes sobre sus hombros o a costal, pero no siempre ha sido así. Antonio Díaz Cantón explicó la evolución del cuerpo de costaleros y cómo se han transforado los pasos en las últimas décadas.

La Semana Santa está cerca. Por ello, nos hemos acercado al Centro de Arte Museo de Almería, para conocer un poco más sobre esta tradición que se lleva a cabo en numerosos lugares del mundo. Allí ha tuvo lugar una conferencia pronunciada por Antonio Díaz Cantón, licenciado en Geografía e Historia, profesor de universidad y arqueólogo, y que organizó el Instituto de Estudios Almerienses. Aparte de todo esto nos interesa su pasión por la Semana Santa, ya que es capataz de los pasos de la Virgen de la Esperanza y la Virgen del Mar, que procesionan por las calles de Almería. Díaz Cantón nos contó cómo ha ido evolucionando esta tradición, desde los pasos sobre ruedas, hasta los pasos conducidos única y exclusivamente por personas.

Para recrear las escenas eucarísticas, comienzan a utilizarse carrozas arrastradas por ruedas, posteriormente por animales, y esporádicamente por algunas personas. La introducción de las personas en los pasos fue un proceso complejo, en las andas comenzaron a meter hombres, eso sí, pocas personas como determinaba la normativa canónica, dado que los sacerdotes tenían que llevar la custodia del corpus. En estos pasos no solo participaban los ciudadanos, sino que tiene especial relevancia el estamento militar.

Antonio Días Cantón. Foto: JRC

Con el paso del tiempo comenzaron a aparecer estructuras de mayor tamaño, de hecho, se hablará de tronos hasta los años 70 y 80. Conforme aumenta el tamaño de las estructuras, se introducen baterías internas y se incorporan a los pasos los trabajadores de las empresas de electricidad. Por otro lado la gente que se dedique a esto, será gente que en su vida normal realice esfuerzos físicos, ya que no estaba bien visto que la gente de clase alta participase en los pasos. Un ejemplo de esto es el de Francisco Segado. Tenía una empresa de electricidad y se ocupó de las baterías, y no solo eso, sino que aportó a sus trabajadores para que participasen en los pasos. Algunos recibían dinero por llevar los pasos u otro tipo de recompensas como una Damajuana llena con 16 litros de vino blanco. La gente comenzaba a vestirse de los colores que predominaban en la recreación de la escena. Así comienzan a surgir las primeras hermandades que se asociaban a diferentes gremios. El papel de la mujer en esta celebración era casi nulo, ya que no podía participar en el desplazamiento de las carrozas.

Con el paso de los años comenzaron a participar las familias de bien en estos actos. Por fuera de los pasos iban estos, y por dentro, soportando todo el peso, los hombres dedicados a esfuerzos físicos y pertenecientes a las clases bajas. Para innovar, se llegó hasta el extremo de utilizar un 4×4 con la Virgen encima, una Virgen que no era ni siquiera la original, algo bastante vulgar. Cuando la participación de la gente era activa, comenzaron a introducirse otros elementos que hoy en día podemos ver: músicos, desfile, etc. Las estructuras también cambiaron por dentro, ya que antes se cargaba sobre los dos hombros, y ahora los puntos de apoyo están situados en sentido horizontal y su peso recae sobre la séptima vertebra para que la columna se mantenga erguida. La ropa también es un factor importante, ya que había que ir bien cubierto para no sufrir daños: en la cabeza se ponía el costal y era muy importante enfajarse para mantener los riñones y la zona abdominal bien sujetos.

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